lunes, 19 de septiembre de 2016

Hasta los llanos del Yarí se desplazó Pazífico Noticias a cumplir una cita con la historia

Luis Alfonso Mena

El camino que nos condujo al campamento de las Farc-EP donde se desarrolla su cumbre decisoria, en el corregimiento El Diamante, Llanos del Yarí, se inició en La Macarena, un alejado y abandonado municipio del departamento del Meta situado a orillas del río Guayabero. A La Macarena arribamos después de una hora y siete minutos de vuelo en una avioneta TU-206, de 310 caballos de fuerza y una velocidad de 120 nudos, conducida partiendo de Villavicencio por el capitán Cristián Velásquez.


Desde la pequeña avioneta para solo cinco pasajeros apreciamos la extraordinaria magnitud y belleza de nuestra geografía, en manos de terratenientes y especuladores de la tierra… Luego de aterrizar, casi tocando las riberas del río, apareció la primera estampa de las dos Colombias: una carretilla movida por un burrito que hace las veces de vehículo maletero y, al lado de la pista, el batallón del Ejército y sus poderosos medios de transporte de tropas.


Esta joven, Jorley González, guía turística, nos dice que La Macarena está integrada por 180 veredas y tiene 27.000 habitantes. Desde allí hay que transitar a lo largo de unos 130 kilómetros a través de una vía sin pavimentar, hecha por la guerrilla y la comunidad. Para recorrerla, una camioneta tarda entre cinco y seis horas, en medio de polvo, huecos, lodo y la soledad de sus interminables sabanas.


Casi en la mitad del recorrido apareció de pronto, a la vera del camino, como un oasis, una pequeña tienda, la primera y la última. Se llama Morrocoi, en la que sonaba música norteña.


Después se dibuja el río La Tunia, a orillas del cual se halla un caserío del mismo nombre que es hoy como un pueblo fantasma, en el que los pocos habitantes que aún quedan luego de los ataques que sufrieron durante el gobierno de Álvaro Uribe solo tienen la compañía de mariposas amarillas, un puesto de salud clausurado y una perrita que disipa el sofoco de las tardes calurosas dormitando en sus calles.


A continuación aparecen las sabanas en las que otrora capos del narcotráfico tuvieron su epicentro, en la llamada región de Caquetania, de la que hoy solo quedan vestigios consumidos por la maleza.


Ya han pasado cuatro horas del recorrido, y a lo lejos se soslaya la serranía de La Macarena, hasta que desembocamos, rayando las cinco horas, en el campamento, donde desde el sábado 17 de septiembre la guerrilla más antigua y numerosa del continente realiza su último congreso en la guerra, preámbulo de la paz que se avecina.


Vea la nota completa en este video








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