Por Nelson Lombana Silva
En un absurdo accidente perdió la vida, Gustavo Roa Sierra, siendo electrocutado, quien hacía parte de una destacada familia de esta sección del país. Ayer, se llevó a cabo su funeral en la ciudad de Ibagué (Tolima), con la presencia numerosa de familiares, compañeros de trabajo, amigos y allegados del occiso y de la familia. La ceremonia exequial se llevó a cabo en el templo de la iglesia Adventista del Séptimo Día, ubicada en el barrio Centenario. Luego, sus despojos mortales fueron conducidos al cementerio San Bonifacio.
Su familia lo describe “como un hombre trabajador, perfeccionista, sociable, buen amigo, buen esposo, buen padre, buen tío, hombre risueño y servicial”. Era el menor del núcleo familiar, según indicó su hermana, la licenciada y supervisara de la red municipal de bibliotecas públicas de la ciudad de Ibagué, Luz Marina Roa Sierra.
La muerte lo sorprendió laborando, quizás con una sonrisa a flor de piel, cumpliendo su deber. Fidel Castro Ruz, indicó en cierta oportunidad que “si la humanidad fuera más justa, erigiría más monumentos a los héroes del trabajo que a los héroes de la guerra”.
La biblioteca Cañón del Combeima, integrante de la red municipal de bibliotecas públicas de Ibagué, reitera públicamente el mensaje de solidaridad con todo este núcleo familiar, muy especialmente con la licenciada Luz Marina y la compañera Gloria Amparo. Es un momento duro en un país tan inseguro, que seguramente con la unidad familiar, la solidaridad, podrán paliar en parte el dolor que significa la pérdida de un miembro familiar y, sobre todo, un hombre bueno como ha sido retratado.
El concepto de humanismo hace decir a John Dalton que la muerte de un semejante nos disminuye porque estamos atados a la humanidad. También la solidaridad, como ternura de los pueblos, nos compromete a sentir el dolor ajeno. Por eso, lamentamos la partida del ornamentador, Gustavo Roa Sierra, expresamos el saludo fraternal a su esposa, su hija, sus nietos, sus sobrinos, sus hermanas y hermanos. Consideramos que el mejor monumento que se pueda levantar en su memoria, será la unidad familiar y la sonrisa primaveral ¡Paz en su última morada!
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