jueves, 3 de marzo de 2022

Pacto con Gaviria: Ni acaba la guerra, ni cambia el rumbo del país


 Por: Alfonso Castillo (*) 

A propósito de la unidad más amplia para derrotar la guerra en Colombia y cambiar el rumbo del país en la perspectiva de la construcción de la paz, es necesario qué se construyan unos criterios mínimos qué se requieren para cumplir este gran propósito nacional.



El pasado jueves 3 de febrero el senador Gustavo Bolívar lanzó la propuesta de una eventual alianza con el expresidente César Gaviria, propuesta que el 28 de febrero tuvo un nuevo desarrollo en una reunión del precandidato del pacto histórico Gustavo Petro con el ex presidente. Estás insinuaciones por supuesto no dejan de ser inquietantes, polémicas y en nuestra opinión, un total absurdo político. Y pareciera no tener en cuenta cuál es el estado real del país y quiénes son los causantes de tal crisis, social, política, económica y moral, que hoy la ciudadanía en general, está pidiendo en las calles desde la resistencia y desde las movilizaciones que se le ponga fin.

Cierto es, que el país requiere con urgencia derrotar el uribismo y todo aquello que convide a seguir sumergiéndose en la guerra que han planteado los sectores de ultraderecha y más reaccionarios de la política en Colombia, en ese propósito hay que buscar sin dogmatismos, ni sectarismos, alianzas con múltiples actores de la vida social, política y económica del país.

Sin embargo está necesidad, no puede llevar a los sectores alternativos, a llamar o tan siquiera insinuar, qué dirigentes políticos, grupos o sectores comprometidos con prácticas que han producido tanto daño al país,  lleguen al Pacto Histórico, porque este es un pacto qué interpretando el clamor nacional, ha elaborado un proyecto transformación de las formas políticas en el país que entre otras cosas, permita superar las causas que originaron el conflicto así como también, enfrente de manera radical la corrupción e impunidad, los vicios que han sumergido al país en la pobreza, la desigualdad y la guerra.

En este sentido, justo es manifestar antes de que se presenten los hechos, el total rechazo a que este proyecto, sirva para qué personas qué siempre se han beneficiado del poder político, favoreciendo sus intereses particulares y olvidando el compromiso con las necesidades populares, ahora se reediten, en un proyecto que como lo muestran las encuestas y el favoritismo popular, pareciera encontrarse en una cresta de ascenso político que se consolida como opción de gobierno en el próximo periodo. Advertir que cualquier posibilidad de participar de estos políticos en este proceso, no puede ser luego la justificación para que ellos sigan ocupando puestos en el gobierno y en el aparato del poder del estado, para seguir reproduciendo prácticas clientelistas, corruptas y en todo caso haciéndole el quite a su responsabilidad en temas tan importantes como las violaciones a los Derechos humanos y el desarrollo del conflicto armado en Colombia.

Sin ningún ánimo sectario, excluyente, ni mucho menos triunfalista, el pacto no se puede convertir en un refugio de personas, políticos y sectores económicos qué siempre se beneficiaron del poder político del estado. Esto no es sino actuar consecuente con la defensa de unos principios ético-políticos que interpretan el clamor de la sociedad colombiana.

Y es que César Gaviria, cómo muchos otros dirigentes están estrechamente vinculados con los desarrollos político-económicos que hoy vive la sociedad, baste recordar qué él estuvo comprometido en ordenar el ataque a "casa verde" en 1991, cuando el país se aprestaba a votar la asamblea nacional constituyente, Gaviria nos condujo al "bienvenidos al futuro" que no fue otra cosa qué disponer a toda la institucionalidad colombiana para favorecer la instalación a fondo del modelo económico neoliberal en el país, también fue el legalizador del paramilitarismo, también lo hemos visto lagarteando participación burocrática en todos los gobiernos qué le sucedieron a él, especialmente durante el gobierno de Álvaro Uribe y aún de Juan Manuel Santos. Estuvo también comprometido en el apoyo al nefasto gobierno de Iván Duque y más aún, respaldo la política represiva y criminal que se estableció contra los jóvenes durante las jornadas del paro nacional en los años 2019 y 2021. Es decir, este personaje representa justamente todo lo que pretende cambiar el Pacto Histórico y entonces no resulta para nada justificado, ni coherente, tan siquiera insinuar que se acerque a este proyecto.

Así las cosas es preferible pasar a la historia como sectario, y no como cómplice, o habiendo cohonestado, con el silencio, para que oportunistas, corruptos y traficantes de la política, sigan haciendo de las suyas con el país. También es cierto que no se trata del único político e incluso paramilitar que se han "colado “en el proceso, habrá que seguir en la tarea de denunciar a todos aquellos que adoptan oportunistamente, un discurso progresista para seguir cabalgando en el ejercicio del poder político y desde allí continuar sus viejas y dañinas prácticas.

No sea que por cuenta de este tipo de alianzas, tengamos luego que admitir que en el gobierno del cambio, se infiltren cómo usureros como ministros, jefes de planeación, agencias de gobierno, sugeridos por los que siempre han gobernado ocupando puestos claves como, ministerio Hacienda o de Defensa, director de Planeación Nacional, ministro del Interior, o al encargado de los Derechos Humanos, que en todo caso no daría garantías de ningún cambio.

Aceptar en todo caso sí, que militantes de base del partido Liberal e incluso del partido Conservador y aún ciudadanía en general, vengan a fortalecer el Pacto, por ellas en el pasado, se vieron atraídas por propuestas qué bajo el miedo y el engaño, se construyeron con la falsa idea de traer la seguridad para el país, pero que en el fondo significaron la prolongación de la guerra y la agudización del conflicto generando entre otras cosas mayor detrimento al desarrollo económico del país y que hoy por ejemplo tienen sumergida en una gran crisis económica a la mayoría del pueblo colombiano. Con esas bases debemos forjar la unidad y construir el cambio y nunca con sus "jefes".

(*)Defensor de los Derechos Humanos

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