La Voz del Sandinismo
En la histórica Plaza de la Revolución, junto a la Vice Presidenta, Compañera Rosario Murillo, el Presidente Comandante Daniel Ortega resaltó la valentía de nuestros antepasados.
El Presidente de la República, Comandante Daniel Ortega, enalteció la tarde-noche de este miércoles el Bicentenario de la Independencia de Centroamérica, efeméride que deviene sinónimo de lucha, resistencia y autodeterminación del heroico pueblo de Nicaragua.
En la histórica Plaza de la Revolución, junto a la Vice Presidenta, Compañera Rosario Murillo, el Comandante Daniel resaltó la valentía de nuestros antepasados, que fueron capaces de levantarse en armas, pelear y soñar con la libertad.
En esa línea, el Presidente Daniel fue un poco más atrás en el tiempo y afirmó que suman 500 los años de batalla para forjar la autonomía de nuestros pueblos, detalle por el cual recordó en su alocución al eterno Cacique Diriangén.
“Combatió en una batalla desigual”, expuso delante de los invitados en el espacio capitalino, que vistió sus mejores galas de blanco y azul para honrar la enseña nacionalo en una fecha significativa en extremo.
Diriangén –resaltó- mantuvo la resistencia de los pueblos originarios, sometidos a nuevas formas de esclavitud que impusieron los colonizadores, capaces de convertir en siervos a los indígenas en las haciendas y zonas laborales.
El Presidente Daniel recordó, además, que la historia se agudizó al convertir a estos seres humanos en esclavos, que fueron entregados a la Iglesia, incluso antes de traer otras manos desde África para ser asignadas a los conquistadores.
Relató que los Obispos recibieron tranquilamente a esas personas, que –luego- pasaban a los encomenderos líderes de la explotación y cuyos “poderes” daban la oportunidad de desechar cuando los explotados perdían fuerzas y menguaba la calidad en el trabajo.
Todo este panorama conllevó a los esclavos a rebelarse y escapar, por lo que surgieron los cimarrones y los grandes latifundistas, convertidos en una nueva clase dominante en los países de la región, rememoró.
Empero, surgieron algunos sacerdotes opuestos a esas formas de esclavitud, aunque no lograron frenar masacres, en momentos complejos para el Reino de España por las guerras en Europa contra Francia, Inglaterra y Alemania, que igual anhelaban poder y conquistas, mientras enarbolaban leyes civiles.
Fueron largos años para llegar a la autodeterminación de nuestros pueblos. Trescientos años de lucha para firmar la declaración de independencia, que reflejó y resultó también de las grandes contradicciones existentes entre las fuerzas dominantes, manifestó.
Ya entonces se había producido una gran revolución en Europa, la Revolución Francesa, donde chocaron los intereses, fue derrocado el poder real –la Realeza- y se establecieron los principios de igualdad y prosperidad, que empezaron a expandirse por el llamado Viejo Continente, refirió.
En ese viaje cronológico, el Presidente Comandante Daniel Ortega expuso que -en aquel momento- tampoco faltaron las contradicciones en suelo francés, por lo que la emigración hacia América tomó auge, con Norteamérica -Estados Unidos, Canadá, Alaska- como zonas más preferidas en pos de desarrollar intereses propios a costa de aplastar a los pueblos originarios.
Luego vino el choque más fuerte: versus Inglaterra, que en sus ínfulas expansionistas combatió contra España por zonas del Caribe y perdió el territorio estadounidense, dejándose claro el modelo y la esencia de estos países, en los cuales prevalecían los intereses de los grandes capitales, comerciantes y negociantes, afirmó.
Todos estos vieron la oportunidad de hacer más capital, y justo ahí están las raíces del capitalismo salvaje, que no quedó solo en Europa, sino terminó instalándose en América, señaló.
Por ello, ratificó que los conquistadores no llegaron a estas tierras con la biblia para predicar el amor al prójimo, bienestar y progreso para los pueblos indígenas.
Trajeron sus propias contradicciones, organizaron varias embestidas para apoderarse de Nicaragua, y luego apareció Estados Unidos buscando aprovecharse de la situación entre Inglaterra y España, en ese plan de dominar las riquezas que tenían estos pueblos oprimidos, expresó.
Había resistencia antes del 15 de septiembre de 1821, puntualizó el Presidente Daniel. Tuvimos patriotas que dieron batalla por una verdadera independencia, en defensa de los intereses populares, aun cuando nunca fue posible lograr la unidad total de Centroamérica, ni en Nicaragua, porque aquí chocan los mestizos, personas vinculadas al poder, rememoró.
Llegó la independencia y Nicaragua tenía una guerra interna que estaba instalada en Granada y León, enfrentadas de forma permanente fuerzas progresistas y otras conservadoras, y justo eso trae a William Walker, quien anhelaba devolver a los nuestros a épocas de colonia, indicó.
Esa en la esencia del modelo capitalista, que es la antítesis del cristianismo, ahí están todos estas actitudes diabólicas de los vendepatrias, que no son de ahora, los primeros vendepatrias son los que defendieron el dominio de España y apoyaron a Walker, apuntó el Presidente Daniel.
Asimismo, destacó que la Batalla de San Jacinto fue determinante para que los pobladores se dieran cuenta que al yanqui se podía vencer. Esa lucha produjo una derrota que movilizó las fuerzas de los países hermanos, tras años de resistencia y ansias emancipadoras.
En la histórica Plaza de la Revolución, junto a la Vice Presidenta, Compañera Rosario Murillo, el Presidente Comandante Daniel Ortega resaltó la valentía de nuestros antepasados.
El Presidente de la República, Comandante Daniel Ortega, enalteció la tarde-noche de este miércoles el Bicentenario de la Independencia de Centroamérica, efeméride que deviene sinónimo de lucha, resistencia y autodeterminación del heroico pueblo de Nicaragua.
En la histórica Plaza de la Revolución, junto a la Vice Presidenta, Compañera Rosario Murillo, el Comandante Daniel resaltó la valentía de nuestros antepasados, que fueron capaces de levantarse en armas, pelear y soñar con la libertad.
En esa línea, el Presidente Daniel fue un poco más atrás en el tiempo y afirmó que suman 500 los años de batalla para forjar la autonomía de nuestros pueblos, detalle por el cual recordó en su alocución al eterno Cacique Diriangén.
“Combatió en una batalla desigual”, expuso delante de los invitados en el espacio capitalino, que vistió sus mejores galas de blanco y azul para honrar la enseña nacionalo en una fecha significativa en extremo.
Diriangén –resaltó- mantuvo la resistencia de los pueblos originarios, sometidos a nuevas formas de esclavitud que impusieron los colonizadores, capaces de convertir en siervos a los indígenas en las haciendas y zonas laborales.
El Presidente Daniel recordó, además, que la historia se agudizó al convertir a estos seres humanos en esclavos, que fueron entregados a la Iglesia, incluso antes de traer otras manos desde África para ser asignadas a los conquistadores.
Relató que los Obispos recibieron tranquilamente a esas personas, que –luego- pasaban a los encomenderos líderes de la explotación y cuyos “poderes” daban la oportunidad de desechar cuando los explotados perdían fuerzas y menguaba la calidad en el trabajo.
Todo este panorama conllevó a los esclavos a rebelarse y escapar, por lo que surgieron los cimarrones y los grandes latifundistas, convertidos en una nueva clase dominante en los países de la región, rememoró.
Empero, surgieron algunos sacerdotes opuestos a esas formas de esclavitud, aunque no lograron frenar masacres, en momentos complejos para el Reino de España por las guerras en Europa contra Francia, Inglaterra y Alemania, que igual anhelaban poder y conquistas, mientras enarbolaban leyes civiles.
Fueron largos años para llegar a la autodeterminación de nuestros pueblos. Trescientos años de lucha para firmar la declaración de independencia, que reflejó y resultó también de las grandes contradicciones existentes entre las fuerzas dominantes, manifestó.
Ya entonces se había producido una gran revolución en Europa, la Revolución Francesa, donde chocaron los intereses, fue derrocado el poder real –la Realeza- y se establecieron los principios de igualdad y prosperidad, que empezaron a expandirse por el llamado Viejo Continente, refirió.
En ese viaje cronológico, el Presidente Comandante Daniel Ortega expuso que -en aquel momento- tampoco faltaron las contradicciones en suelo francés, por lo que la emigración hacia América tomó auge, con Norteamérica -Estados Unidos, Canadá, Alaska- como zonas más preferidas en pos de desarrollar intereses propios a costa de aplastar a los pueblos originarios.
Luego vino el choque más fuerte: versus Inglaterra, que en sus ínfulas expansionistas combatió contra España por zonas del Caribe y perdió el territorio estadounidense, dejándose claro el modelo y la esencia de estos países, en los cuales prevalecían los intereses de los grandes capitales, comerciantes y negociantes, afirmó.
Todos estos vieron la oportunidad de hacer más capital, y justo ahí están las raíces del capitalismo salvaje, que no quedó solo en Europa, sino terminó instalándose en América, señaló.
Por ello, ratificó que los conquistadores no llegaron a estas tierras con la biblia para predicar el amor al prójimo, bienestar y progreso para los pueblos indígenas.
Trajeron sus propias contradicciones, organizaron varias embestidas para apoderarse de Nicaragua, y luego apareció Estados Unidos buscando aprovecharse de la situación entre Inglaterra y España, en ese plan de dominar las riquezas que tenían estos pueblos oprimidos, expresó.
Había resistencia antes del 15 de septiembre de 1821, puntualizó el Presidente Daniel. Tuvimos patriotas que dieron batalla por una verdadera independencia, en defensa de los intereses populares, aun cuando nunca fue posible lograr la unidad total de Centroamérica, ni en Nicaragua, porque aquí chocan los mestizos, personas vinculadas al poder, rememoró.
Llegó la independencia y Nicaragua tenía una guerra interna que estaba instalada en Granada y León, enfrentadas de forma permanente fuerzas progresistas y otras conservadoras, y justo eso trae a William Walker, quien anhelaba devolver a los nuestros a épocas de colonia, indicó.
Esa en la esencia del modelo capitalista, que es la antítesis del cristianismo, ahí están todos estas actitudes diabólicas de los vendepatrias, que no son de ahora, los primeros vendepatrias son los que defendieron el dominio de España y apoyaron a Walker, apuntó el Presidente Daniel.
Asimismo, destacó que la Batalla de San Jacinto fue determinante para que los pobladores se dieran cuenta que al yanqui se podía vencer. Esa lucha produjo una derrota que movilizó las fuerzas de los países hermanos, tras años de resistencia y ansias emancipadoras.
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