Durante casi todo el siglo XIX y buena parte del XX, Colombia no contó con el sufragio universal. En las primeras constituciones adoptadas en la nación, solo podía votar los hombres mayores de edad, casados y que poseyeran propiedades. No podían hacerlo esclavos, analfabetas, mujeres ni pobres.
Colombia tiene más de 200 años de venir realizando elecciones organizadas por las clases acaudaladas dueñas de la tierra y el capital, para hacerse elegir y/o reelegir en los cargos públicos estatales de elección “popular”. A este sistema tramposo sustentado en la coerción económica, la mentira infame, el engaño político descarado, el fraude programado, la persecución judicial y la violencia terrorista, lo denominaron “Democracia”.
Es notorio que la “democracia” colombiana ha constituido la dictadura de los acaudalados y potentados. Mediante la comedia electoral los ricos se han vuelto Parlamentarios y los Parlamentarios corruptos han resultado siendo mega-ricos. Igual conducta ha sido la de Presidentes, Vices, Ministros, Superintendentes, Directores de Institutos Descentralizados, Gerentes de empresas públicas, Gobernadores, Alcaldes, Diputados, Concejales, etc., etc.
La apropiación privada del valor del trabajo no pagado al trabajador (la plusvalía) es el primer y gran acto de corrupción constitucionalizado por el sistema capitalista; con el viene adherida la especulación financiera y comercial; el cohecho, el prevaricato, la evasión y elusión de impuestos; el mega-contrabando de exportación e importación; la formación de mafias de contratistas; la receptación (ocultación o encubrimiento de delincuentes o cosas que son materia de delito). Es tan grande la magnitud del saqueo al Estado que conservadoramente lo estiman en más de 50 billones de pesos anuales.
Desmontar las mafias políticas y económicas, no es tarea sencilla o fácil para un Congreso o un Presidente alternativo, progresista o popular. Pues, la reacción ofensiva y agresiva de los viudos del Poder forman toda clase de asociaciones que promueven acciones legales y también muy subversivas, alegando que la democracia capitalista ha sido secuestrada, anulada, vulnerada y ellos asumen, por “patriotismo” su defensa.
Bajo esa óptica, los candidatos del Pacto Histórico y de Colombia Humana, deben reflexionar acerca de que si piensan Gobernar sosteniendo intacta la podrida máquina del Estado y sus Instituciones inherentes actuales, no podrán efectuar reformas estructurales que requiere el pueblo colombiano. Por tanto, necesitan pensar cómo darle Poder efectivo a las organizaciones populares y motivar a las masas trabajadoras para que ellas asuman el papel de protagonistas de los cambios progresistas y no queden rezagados al papel simple de espectadores.
Es cierto que la motivación de la población para que inscriba la cédula, consiga votantes, defienda los votos depositados en las urnas y eviten el “chocorazo” tradicional de los partidos y políticos tradicionales, es una tarea de primer orden e inmediata, para asegurar el triunfo. Pero, teniendo en cuenta que la llamada “clase política” colombiana no tiene nada de democrática, que en materia electoral atraviesan el Niagara en bicicleta y además por América Latina camina la espada de Bolívar, debe ponernos en estado de alerta de que pueden estar elaborando diversos planes para sabotear y frustrar el Programa de cambio enarbolado por el Pacto Histórico y Colombia Humana.
Absolutamente necesario es que los Dirigentes Nacionales confíen en las masas trabajadoras y se apoyen lo suficiente en ellas que son las verdaderas defensoras de la democracia política, económica, social, cultural, etc.
07 enero de 0222
Es notorio que la “democracia” colombiana ha constituido la dictadura de los acaudalados y potentados. Mediante la comedia electoral los ricos se han vuelto Parlamentarios y los Parlamentarios corruptos han resultado siendo mega-ricos. Igual conducta ha sido la de Presidentes, Vices, Ministros, Superintendentes, Directores de Institutos Descentralizados, Gerentes de empresas públicas, Gobernadores, Alcaldes, Diputados, Concejales, etc., etc.
La apropiación privada del valor del trabajo no pagado al trabajador (la plusvalía) es el primer y gran acto de corrupción constitucionalizado por el sistema capitalista; con el viene adherida la especulación financiera y comercial; el cohecho, el prevaricato, la evasión y elusión de impuestos; el mega-contrabando de exportación e importación; la formación de mafias de contratistas; la receptación (ocultación o encubrimiento de delincuentes o cosas que son materia de delito). Es tan grande la magnitud del saqueo al Estado que conservadoramente lo estiman en más de 50 billones de pesos anuales.
Desmontar las mafias políticas y económicas, no es tarea sencilla o fácil para un Congreso o un Presidente alternativo, progresista o popular. Pues, la reacción ofensiva y agresiva de los viudos del Poder forman toda clase de asociaciones que promueven acciones legales y también muy subversivas, alegando que la democracia capitalista ha sido secuestrada, anulada, vulnerada y ellos asumen, por “patriotismo” su defensa.
Bajo esa óptica, los candidatos del Pacto Histórico y de Colombia Humana, deben reflexionar acerca de que si piensan Gobernar sosteniendo intacta la podrida máquina del Estado y sus Instituciones inherentes actuales, no podrán efectuar reformas estructurales que requiere el pueblo colombiano. Por tanto, necesitan pensar cómo darle Poder efectivo a las organizaciones populares y motivar a las masas trabajadoras para que ellas asuman el papel de protagonistas de los cambios progresistas y no queden rezagados al papel simple de espectadores.
Es cierto que la motivación de la población para que inscriba la cédula, consiga votantes, defienda los votos depositados en las urnas y eviten el “chocorazo” tradicional de los partidos y políticos tradicionales, es una tarea de primer orden e inmediata, para asegurar el triunfo. Pero, teniendo en cuenta que la llamada “clase política” colombiana no tiene nada de democrática, que en materia electoral atraviesan el Niagara en bicicleta y además por América Latina camina la espada de Bolívar, debe ponernos en estado de alerta de que pueden estar elaborando diversos planes para sabotear y frustrar el Programa de cambio enarbolado por el Pacto Histórico y Colombia Humana.
Absolutamente necesario es que los Dirigentes Nacionales confíen en las masas trabajadoras y se apoyen lo suficiente en ellas que son las verdaderas defensoras de la democracia política, económica, social, cultural, etc.
07 enero de 0222
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