El 4 de noviembre de 2011 moría a manos de las fuerzas militares, en total indefensión Alfonso Cano, comandante de las FARC-EP. La orden de su ejecución provino del jefe del Estado Juan Manuel Santos, quien se ha vanagloriado de este crimen de guerra absolutamente innecesario ya que Cano venía sosteniendo con firmeza la necesidad del diálogo para una solución política y estaban en curso los pasos para avanzar en ese objetivo.
A diez años de su desaparición, las fuerzas democráticas que defienden el acuerdo de paz por convicción tienen el deber de elevar un acto de reconocimiento a la persona de un revolucionario honesto, profundamente consecuente con la idea de una Colombia justa, liberada, abierta a la democratización y a la solución de las graves injusticias de la desigualdad y la persecución, padecidas por generaciones de compatriotas del pueblo. En la memoria de las actuales y las nuevas generaciones deberá brillar el nombre de Guillermo León Sáenz como un forjador del camino a la paz, con justicia social y una renovada cultura democrática.
Partido Comunista Colombiano
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Comité Central
Bogotá, noviembre 4 de 2021
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