La Marina israelí controla totalmente la línea costera de 40 km de Gaza, y regularmente acorta o aumenta la zona pesquera según las condiciones de seguridad.
Rompiendo las olas del Mediterráneo al atardecer, el pescador palestino Mohamad al Nahal dirige un grupo de barcos desvencijados en una nueva noche de pesca bajo el bloqueo israelí en la Franja de Gaza.
Obligados a permanecer cerca de la costa por las restricciones de Israel, los hombres reclaman que deben pescar en aguas poco profundas con poca existencia.
«Si capturamos 200 kilos de sardinas nos va bien, pero también podemos regresar sin nada», cuenta Nahal, de 28 años.
El alto precio del combustible en el enclave hace que el costo de la operación de pesca sea tan elevado que no pueden alejarse mucho.
«Cuanto más nos alejamos, más pagamos por combustible sin saber si vamos a pescar», dice Nahal, al frente de una línea de cinco lanchas que salen entre el olor a gasolina y sardinas.
Desde que los islamistas de Hamás tomaron el poder en 2007 en Gaza, Israel impone un bloqueo a este enclave palestino de dos millones de habitantes, y el mar abierto parece ser la única promesa de libertad, pero es engañosa.
La Marina israelí controla totalmente la línea costera de 40 km de Gaza, y regularmente acorta o aumenta la zona pesquera según las condiciones de seguridad.
Después de meses de relativa calma tras la guerra de 11 días entre Israel y Hamás en mayo, la zona de autorización pesquera fue expandida en septiembre a 15 millas náuticas, el máximo bajo el bloqueo, lo que incluye aguas con mayor riqueza pesquera.
– Un Volvo en el mar
Pero el equipo de Nahal no se aleja tanto. Seis millas náuticas es su límite, una distancia buena para las sardinas pero insuficiente para peces más grandes, como atunes.
Fuente: PalestinaLibre
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