Con la recuperación del turismo, mujeres y hombres del trabajo informal han encontrado la posibilidad de sobrevivir, aunque sin garantías laborales. Foto J.C.H.
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@Aurelianolatino
La crisis económica agravada por la pandemia es el pretexto para no incrementar salarios, así se impida una recuperación económica incluyente. Crece la informalidad
Nuevamente se acercan las fechas en que en la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales se discuten, y seguramente impondrán, por parte de empleadores y Gobierno los puntos porcentuales que se reajustarán en el Salario Mínimo Legal Vigente para 2022.
El escenario de discusión, la Comisión Permanente, se ha convertido en un espacio donde solo se acepta hablar del reajuste salarial y Gobierno y empleadores soslayan temas como las garantías sindicales, las formas de contratación, la estabilidad laboral, la generación de empleos, los precios de los alimentos y las políticas económicas que afectan, entre otras cosas, la capacidad adquisitiva de los salarios.
Es una mesa en la que las centrales obreras y las organizaciones de pensionados, en un ritual anual, exponen su problemática y hacen propuestas para dar soluciones a la pobreza de millones de colombianos. Pero las otras dos partes logran imponer sus determinaciones que no favorecen a los trabajadores ni a la mayoría de los nacionales.
El Gobierno y los empresarios siempre han encontrado excusas para justificar el no incremento salarial, aunque sus argumentos sean fácilmente refutados por analistas, economistas y trabajadores. Es así que, en el último año, la pandemia ha sido utilizada para argüir el no alza de salarios, aunque hablan de recuperación económica.
Sobre el ritual que se hace cada diciembre en condiciones de desventaja para los trabajadores, desde el mismo movimiento sindical hay criticas porque no ha servido para mejorar las condiciones laborales y salariales, sino para legitimar e imponer políticas gubernamentales.
Acerca del particular, Francisco Maltés, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, responde que han propuesto que la fecha de discusión del mínimo sea diferente a diciembre para que las festividades de fin de año no distraigan al país de las discusiones y se faciliten movilizaciones de trabajadores, “pero también creemos que hay que ir a la mesa para denunciar las políticas de políticos y empresarios, sobre, por ejemplo, despidos y persecución”.
Salarios y recuperación
Por otra parte, hay que tener en cuenta que la Organización Internacional del Trabajo, OIT, en su Informe Mundial sobre Salarios 2020-2021: Los salarios y el salario mínimo en tiempos de la COVID-19 ha dicho que para prepararse para una nueva y mejor “normalidad” poscrisis Covid-19, la existencia de salarios mínimos adecuados –establecidos por ley o negociados– podría contribuir a lograr más justicia social y menos desigualdad. “…cuando los salarios mínimos se establecen en un nivel adecuado, cubren por ley a los asalariados con más probabilidades de tener un empleo mal remunerado y se hacen cumplir rigurosamente, no solo sirven para proteger a los trabajadores contra una remuneración indebidamente baja, sino que además contribuyen a reducir la desigualdad”. (…)
“Además, el salario mínimo será aun más eficaz si va acompañado de otras medidas de política que fomenten la formalización de la economía informal, la creación de empleo asalariado y el crecimiento de la productividad de las empresas sostenibles. El salario mínimo es solo uno de los elementos de un conjunto de políticas –entre las que figuran la protección social y políticas fiscales– que pueden utilizarse para promover el crecimiento económico con justicia social”.
Mujer, la más golpeada
Un capitulo aparte requiere la mujer en la crisis del mercado laboral. En varios informes de la OIT se evidencia cómo ellas son quienes han sufrido muchas más pérdidas de empleo y aumentado su tiempo de trabajo no remunerado, es decir, han tenido que soportar más la crisis del modelo, que se agravó con la pandemia mundial.
“Si bien es cierto que la perturbación de los mercados laborales ha tenido consecuencias devastadoras tanto para los hombres como para las mujeres, el empleo femenino se redujo en un 5% en 2020, frente a un 3,9% en el caso de los hombres.
“Además, el 90% de las mujeres que perdieron su empleo en 2020 abandonaron la fuerza de trabajo, lo que lleva a suponer que su vida laboral va a verse interrumpida durante un periodo prolongado, a menos que se adopten medidas adecuadas. Una cuestión transversal, que repercute en las mujeres de todos los países, sectores, ocupaciones y tipos de empleo, es que la carga que representa el hecho de que se hayan intensificado las actividades de cuidado de los niños y educación en el hogar ha recaído mucho más en ellas, lo cual ha provocado un aumento del tiempo de trabajo no remunerado para las mujeres que refuerza los roles de género tradicionales”.
Los motivos y las exigencias
Los anteriores deben ser algunos de los temas a discutirse en la Comisión de Políticas Salariales, que hasta el momento no ha sido convocada por el Gobierno nacional.
En palabras de Francisco Maltés, uno de los posibles negociadores, sobre el incremento salarial las centrales sindicales y las confederaciones de pensionados van a presentar una petición unificada.
“Creemos que para definir el salario mínimo se debe tener en cuenta que, si bien es cierto que el costo de vida va acercándose al 5%, los alimentos han crecido en su precio más del doble de la inflación, están bordeando el 11%. Los hogares se gastan una tercera parte de sus ingresos en alimentos. Lo segundo es que los precios regulados o definidos por el Gobierno están muy por encima del promedio de la inflación. Y tercero, hay que recuperar el poder adquisitivo, por lo que se hará la propuesta de un monto, más que un porcentaje, para reajustar el mínimo”.
Acerca de lo nuevo que habrá este año en los debates, el dirigente de la CUT dice que le pedirán coherencia a Gobierno y empresarios: “El presidente de la ANDI ha dicho que Colombia volvió a los niveles de pobreza de 2010, y para salir de la pobreza hay que tener ingresos y para esto es necesario que los trabajadores tengan ingresos muy por encima de la inflación. De igual manera, el DANE ha dicho que más de 16 millones de colombianos se acuestan sin la tercera comida y que siete millones solo comen una vez al día. Además, la pobreza ha aumentado al 40%, es decir, 21 millones de pobres, entonces, si el Gobierno entiende esas cifras debe ser coherente y propiciar un incremento muy por encima de la inflación”.
Protestar, construir y votar
Por otra parte, hay que recordar que el Comité Nacional de Paro, CNP, en pro de encontrar soluciones a la crisis nacional, presentó al Congreso de la República un paquete de 10 proyectos de ley, de los que el partido de gobierno ha hundido tres: renta básica, ayudas para los campesinos y desmonte del Esmad. Asimismo, la bancada gubernamental impuso una agenda legislativa y aprobó una disfrazada reforma laboral y pensional para los jóvenes.
Con todo lo anterior, el panorama para 2022 es de confrontación a las políticas económicas de Duque, que se deben hacer con el fortalecimiento y la unidad del movimiento social y a la par de la lucha electoral. En palabras de Francisco Maltés: “Los retos para el año entrante son la articulación de la lucha social con la política, por lo que desde el Comité Nacional de Paro se invita a los colombianos a apoyar en las elecciones a los candidatos de las coaliciones que han apoyado el estallido social”.
Fuente: Semanario Voz
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