Por: Andrés A. Fábregas Puig (*)
José Julián Martí Pérez, apóstol de la independencia de Cuba, humanista visionario y defensor del derecho que asiste a los pueblos de decidir su destino, murió en la flor de la vida al cumplir 42 años de edad. Si breve fue su vida, longeva es su obra. Nacido un 28 de febrero de 1853 en La Habana, Cuba, cumpliría hoy 169 años.
Para quienes seguimos estudiando e inspirándonos en su obra, Martí es presencia viva, alma del humanismo contemporáneo en Nuestra América. ¡Que mayor profundidad humana que aquella que defiende la dignidad de los pueblos! Ello es básico en la obra martiana, aunado a la defensa de la legitimidad de luchar por un mundo en donde impere el Humanismo, es decir, la libertad y la bondad entre los seres humanos. Esa es la fuerza de las convicciones de José Martí y que lo llevó a convertirse en el demiurgo de la Independencia de Cuba. Justo la concepción de Nuestra América se basa en esa visión humanista de uno de los más leídos pensadores nuestroamericanos.
En su ensayo más conocido, Nuestra América (1891), Martí logra conjugar a la diversidad que caracteriza a nuestros pueblos. Nacido en El Caribe, en esa ciudad que todos sentimos nuestra, La Habana, es notable su percepción de que, en un contexto de compleja multiculturalidad, el Humanismo de Martí reconozca a una identidad común que atraviesa siglos de Historia en la forja de nuestros pueblos, cuyas culturas encuentran su casa común en Nuestra América. Así, no podía ser más actual es Humanismo de Martí al situarse en el centro de la pluralidad cultural nuestraamericana. Es este el pensamiento que guía la reflexión contemporánea en un mundo de pueblos que bregan
cotidianamente en contra de la desigualdad social , la inequidad, la injusticia, el anti humanismo en una palabra.
El pensamiento humanista de José Martí está enmarcado en la variedad de la cultura y en la identidad común que implica el concepto de Nuestra América. Fueron los contrapuntos históricos que Martí tuvo la sensibilidad y la capacidad de observar en su tierra caribeña, los que apuntalaron su Humanismo universal. Y es que visto en su contemporaneidad, El Caribe es el resultado de luchas populares, de contrapuntos profundos, como bien lo señaló Fernando Ortíz , el pinero de la antropología en Cuba, en aquel libro de excelente factura como lo es el Contrapunto Cubano del Tabaco y el Azúcar (1940).
El Caribe, y Cuba singularmente, fue el primer recipiente nuestroamericano de los diferentes imperialismos emanados del capitalismo en expansión. En la parte insular localizada en ese “Mare Nostrum” que es El Caribe, no sólo los españoles establecieron el colonialismo sino también los ingleses, los daneses, los holandeses, los franceses y los norteamericanos. El contexto del colonialismo en El Caribe es uno de los más complejos del planeta. Pero eso mismo devino en la configuración de una de las regiones del mundo con mayor diversificación cultural. En el contexto de esa amalgama de culturas, José Martí fue capaz de descubrir que en la lucha contra el colonialismo se alcanzaba la unidad popular, la articulación de la variedad para desterrar la desigualdad y abrir el camino para el nacimiento de Nuestra América.
Ese planteamiento es el que guio a la Revolución Cubana y es el que sigue animando a las luchas contemporáneas en contra de los nuevos colonialismos que enfrenta Nuestra América, expresado en el brutal bloqueo contra el pueblo de Cuba que mantiene el gobierno de los Estados Unidos. Con toda la fuerza de su pensamiento humanista, José
Martí alza su voz junto a los pueblos de Nuestra América para demandar enfáticamente el fin de ese bloqueo que no es más que la expresión del anti humanismo.
Con sus agudas observaciones “en las entrañas del monstruo” mientras vivía en la ciudad de Nueva York, aunada a su intensa participación en la vida de Nuestra América, José Martí posibilitó un Humanismo construido desde lo más profundo del ser Nuestro Americano. Martí observó al mundo con sus ojos humanistas, con una visión profunda del mundo caribeño, desde el que entendió al complejo mosaico de pueblos que somos. Martí entendió que la consolidación de los movimientos de independencia era necesaria para forjar a una nueva sociedad, libre de la desigualdad social y de la opresión. José Martí acompañó y luchó junto a los pueblos de Nuestra América pugnando por ese Humanismo integrador que también caracterizó a Simón Bolívar.
Por eso, el Internacionalismo Humanista es una herencia preciosa de nuestros pueblos que tiene su origen en el pensamiento de José Martí. Al invocar las posibilidades históricas de la libertad, José Martí se situó en la perspectiva correcta y nos legó la visión que nos permite afirmar que el destino común de nuestros pueblos es su potencialidad para alcanzar el objetivo Humanista: una sociedad con justicia, libre de la desigualdad social y de las inequidades que ofenden a la dignidad Humana.
A 169 años de su nacimiento, los pueblos de Nuestra América recordamos e invocamos al pensamiento de José Martí. Rememoramos al Humanista que fundó al Partido Revolucionario Cubano y organizó la lucha por la independencia de Cuba. Fue José Martí, el Humanista, el iniciador del modernismo literario en el mundo de habla hispana. Su obra intelectual es un prodigio del talento de un Humanista que no dudó en luchar al lado de su pueblo para lograr la libertad e impedir que el colonialismo siguiese siendo una realidad en los pueblos del Caribe y en general, en Nuestra América.
Por eso, José Martí es parte de una raíz profunda que nos une en la brega por construir un mundo humano. Es una “guerra necesaria” decía Martí, refiriéndose a que esa lucha por lograr el destierro de la desigualdad, el colonialismo y la opresión, solo termina con la llegada de una nueva realidad social basada en el Humanismo.
Fue José Martí quien escribió: “Todo lo que divide a los hombres, todo lo que los específica,aparta o acorrala, es un pecado contra la Humanidad”.
José Julián Martí Pérez cayó en combate por la libertad de Cuba en Boca de Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895. Honor a quien honor merece: José Martí vive en el alma de Nuestra América.
A 24 de enero de 2022.
(*)Profesor investigador del CIESAS Occidente. Donde es docente del doctorado en ciencias sociales y director regional desde 2015.
Ha sido fundador de varias instituciones educativas, entre ellas CIESAS Sureste y fue miembro del Consejo Directivo del Consejo Mexicano de Ciencias Sociales (COMECSO).
En su ensayo más conocido, Nuestra América (1891), Martí logra conjugar a la diversidad que caracteriza a nuestros pueblos. Nacido en El Caribe, en esa ciudad que todos sentimos nuestra, La Habana, es notable su percepción de que, en un contexto de compleja multiculturalidad, el Humanismo de Martí reconozca a una identidad común que atraviesa siglos de Historia en la forja de nuestros pueblos, cuyas culturas encuentran su casa común en Nuestra América. Así, no podía ser más actual es Humanismo de Martí al situarse en el centro de la pluralidad cultural nuestraamericana. Es este el pensamiento que guía la reflexión contemporánea en un mundo de pueblos que bregan
cotidianamente en contra de la desigualdad social , la inequidad, la injusticia, el anti humanismo en una palabra.
El pensamiento humanista de José Martí está enmarcado en la variedad de la cultura y en la identidad común que implica el concepto de Nuestra América. Fueron los contrapuntos históricos que Martí tuvo la sensibilidad y la capacidad de observar en su tierra caribeña, los que apuntalaron su Humanismo universal. Y es que visto en su contemporaneidad, El Caribe es el resultado de luchas populares, de contrapuntos profundos, como bien lo señaló Fernando Ortíz , el pinero de la antropología en Cuba, en aquel libro de excelente factura como lo es el Contrapunto Cubano del Tabaco y el Azúcar (1940).
El Caribe, y Cuba singularmente, fue el primer recipiente nuestroamericano de los diferentes imperialismos emanados del capitalismo en expansión. En la parte insular localizada en ese “Mare Nostrum” que es El Caribe, no sólo los españoles establecieron el colonialismo sino también los ingleses, los daneses, los holandeses, los franceses y los norteamericanos. El contexto del colonialismo en El Caribe es uno de los más complejos del planeta. Pero eso mismo devino en la configuración de una de las regiones del mundo con mayor diversificación cultural. En el contexto de esa amalgama de culturas, José Martí fue capaz de descubrir que en la lucha contra el colonialismo se alcanzaba la unidad popular, la articulación de la variedad para desterrar la desigualdad y abrir el camino para el nacimiento de Nuestra América.
Ese planteamiento es el que guio a la Revolución Cubana y es el que sigue animando a las luchas contemporáneas en contra de los nuevos colonialismos que enfrenta Nuestra América, expresado en el brutal bloqueo contra el pueblo de Cuba que mantiene el gobierno de los Estados Unidos. Con toda la fuerza de su pensamiento humanista, José
Martí alza su voz junto a los pueblos de Nuestra América para demandar enfáticamente el fin de ese bloqueo que no es más que la expresión del anti humanismo.
Con sus agudas observaciones “en las entrañas del monstruo” mientras vivía en la ciudad de Nueva York, aunada a su intensa participación en la vida de Nuestra América, José Martí posibilitó un Humanismo construido desde lo más profundo del ser Nuestro Americano. Martí observó al mundo con sus ojos humanistas, con una visión profunda del mundo caribeño, desde el que entendió al complejo mosaico de pueblos que somos. Martí entendió que la consolidación de los movimientos de independencia era necesaria para forjar a una nueva sociedad, libre de la desigualdad social y de la opresión. José Martí acompañó y luchó junto a los pueblos de Nuestra América pugnando por ese Humanismo integrador que también caracterizó a Simón Bolívar.
Por eso, el Internacionalismo Humanista es una herencia preciosa de nuestros pueblos que tiene su origen en el pensamiento de José Martí. Al invocar las posibilidades históricas de la libertad, José Martí se situó en la perspectiva correcta y nos legó la visión que nos permite afirmar que el destino común de nuestros pueblos es su potencialidad para alcanzar el objetivo Humanista: una sociedad con justicia, libre de la desigualdad social y de las inequidades que ofenden a la dignidad Humana.
A 169 años de su nacimiento, los pueblos de Nuestra América recordamos e invocamos al pensamiento de José Martí. Rememoramos al Humanista que fundó al Partido Revolucionario Cubano y organizó la lucha por la independencia de Cuba. Fue José Martí, el Humanista, el iniciador del modernismo literario en el mundo de habla hispana. Su obra intelectual es un prodigio del talento de un Humanista que no dudó en luchar al lado de su pueblo para lograr la libertad e impedir que el colonialismo siguiese siendo una realidad en los pueblos del Caribe y en general, en Nuestra América.
Por eso, José Martí es parte de una raíz profunda que nos une en la brega por construir un mundo humano. Es una “guerra necesaria” decía Martí, refiriéndose a que esa lucha por lograr el destierro de la desigualdad, el colonialismo y la opresión, solo termina con la llegada de una nueva realidad social basada en el Humanismo.
Fue José Martí quien escribió: “Todo lo que divide a los hombres, todo lo que los específica,aparta o acorrala, es un pecado contra la Humanidad”.
José Julián Martí Pérez cayó en combate por la libertad de Cuba en Boca de Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895. Honor a quien honor merece: José Martí vive en el alma de Nuestra América.
A 24 de enero de 2022.
(*)Profesor investigador del CIESAS Occidente. Donde es docente del doctorado en ciencias sociales y director regional desde 2015.
Ha sido fundador de varias instituciones educativas, entre ellas CIESAS Sureste y fue miembro del Consejo Directivo del Consejo Mexicano de Ciencias Sociales (COMECSO).
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