martes, 16 de noviembre de 2021

Europa, Borrell y la obsesión injerencista por Venezuela

 


Por Yadira Cruz Valera (*)

De obsesivas calificó el canciller de Venezuela, Félix Plasencia, las más recientes declaraciones del alto representante de la Unión Europea (UE) Josep Borrell, durante un recorrido por países de América Latina.

 

La insistencia del máximo representante del bloque comunitario en Asuntos Exteriores por deslegitimar y desconocer de antemano el proceso eleccionario del 21 de noviembre e inventar mentiras sobre esta nación suramericana bien merece esa caracterización.

Durante los últimos años el ente regional y su representante arremetieron contra el Gobierno venezolano y el presidente Nicolás Maduro, fueron cómplices de las medidas coercitivas contra esta nación, así como del robo de sus activos en el extranjero.

Junto a Estados Unidos estuvieron entre los primeros en reconocer y apoyar al pretendido presidente encargado Juan Guaidó.

Luego de más de tres años de tirantes relaciones y enfrentamientos diplomáticos, la distensión entre las partes se alcanzó a mediados de este año, cuando la UE decidió apoyar el diálogo en México entre el gobierno bolivariano y la oposición y aceptó la invitación para participar como observadores de los comicios regionales y municipales.

El 29 de septiembre la Misión de Observadores Electorales firmó un memorando con el Consejo Nacional Electoral (CNE) comprometiéndose a ser imparcial y cumplir con las reglas establecidas internacionalmente para esas actividades. Cuando todo parecía marchar a buen ritmo o por lo menos asomaba cierto entendimiento, Borrell declaró el 9 de octubre que el grupo desplegado por el bloque tendría como objetivo acompañar a la oposición venezolana y su informe final daría o restaría legitimidad al proceso.

Tras esos anuncios, que pusieron en entredicho la imparcialidad de la UE, las tensiones se dispararon nuevamente y Caracas exigió explicaciones y las disculpas del diplomático europeo. Luego de las exigencias del CNE y el Ejecutivo bolivariano, un portavoz de la organización regional emitió declaraciones deslindándose de la posición del alto representante.

Algunos analistas, calificaron entonces los pronunciamientos de Borrell como una total ignorancia de los tiempos que corren o el resultado de la torpeza política de quien mira al resto del mundo desde su silla de gendarme colonialista, con derecho a dictar los destinos de América Latina.

Otros, como el grupo de investigación y análisis Misión Verdad, vieron en ello la mano de Washington y una conspiración golpista que podría convertir a la UE en el peón para abrir la grieta a un golpe de Estado, tal como lo fue la OEA en Bolivia.

Con la intención de contrarrestar tales cuestionamientos y liberar tensiones, la jefa de la Misión de Observación de la Unión Europea, Isabel Santos, ratificó en días recientes que el impasse con Venezuela estaba superado.

La experta, quien llegó a Caracas para participar en los comicios, declaró en una entrevista com el diario venezolano Últimas Noticias, que las contradicciones surgidas por las declaraciones del alto funcionario eran asunto concluido.

Al respecto recalcó: «los portavoces han dicho lo que había que decir, el propio señor Borrell ha dado el asunto por cerrado».

Pero apenas dos días después del pronunciamiento de Santos, en su recorrido por países de la región, el canciller de la UE reiteró declaraciones contra Venezuela, que rechazó Plasencia, quien además criticó sus pretensiones de “dar lecciones sobre democracia, libertad y prosperidad”.

Las miradas erróneas de la UE sobre Venezuela

Para el analista venezolano Sergio Rodríguez, los actuales diferendos de la UE con Venezuela son resultado de las miradas erróneas y su subordinación a la política de Washington, que van más allá de pronunciamientos o supuestos intentos por distender las relaciones.

En un intercambio con Prensa Latina, Rodríguez aseguró que a lo largo de estos años se creó un estereotipo para presentar a esta nación como una amenaza, un enemigo que hay que derrotar.

Eso, recalcó, llevó a gobiernos y organizaciones internacionales a tomar decisiones a partir de opiniones preestabelecidas más sobre deseos que en realidades.

«Estados Unidos y Europa idearon planes sustentados en informaciones falsas que anunciaban el inminente derrocamiento de Maduro, nacidas de aspiraciones y ambiciones personales de una caterva de maleantes que hicieron de la política un negocio”, explicó el investigador a esta agencia.

Todo eso, dijo, los llevó a un nivel de injerencia sin límites al reconocer a Guaidó como presidente, obligando al Gobierno de Venezuela en enero de 2019 a romper relaciones con Washington, que quedó así ciego y sordo.

“En este contexto, se dieron a la tarea de construir fantasiosos escenarios de lucha contra la ‘dictadura’ que vendían a buen precio a sus desesperados empleadores. Otro tanto hacían los funcionarios de embajadas europeas, contactados para el mismo objetivo”, subrayó.

Una vez que los diplomáticos estadounidenses se fueron de Caracas –acotó- sus colegas europeos de Francia, España, Alemania y otros desataron una verdadera vorágine de actividades subversivas, ampliamente conocidas y documentadas por los servicios de inteligencia nacional.

Otros, recuerda Rodríguez, asistían en secreto a las convocatorias del gobierno, implorando que no se hicieran públicas a fin de mantener la farsa del reconocimiento al impostor. “Daba pena observar a veteranos y honorables diplomáticos de carrera haciendo el ridículo por órdenes de sus gobiernos”, acotó.

Durante la administración de Donald Trump, Europa acató calladamente las órdenes de quien los maltrató, espió y humilló como solo se hace con quienes no tienen principios ni ética alguna ante la vida, detalló a Prensa Latina el politólogo al analizar la postura de esos representantes.

“Pensaron que la llegada de Joe Biden a la presidencia cambiaría todo y volverían a tener una relación entre iguales con el hermano mayor. No fue así, la afrenta permanente –que para Washington es política de Estado hacia los que considera inferiores- se mantuvo y hasta se profundizó”, afirmó.

Tras la jugada en Afganistán y el acuerdo AUKUS (Australia, Reino Unido y Estados Unidos) contra China- el cual implica, entre otras cosas, el rompimiento de un multimillonario contrato de Canberra con Francia para construir submarinos- pareciera que Europa comienza a despertar “de su sueño de amor con Washington”, asegura Rodríguez.

La necesidad de deslindarse un tanto de su antiguo aliado -puntualizó-, influyó en un giro de la política de la UE con respecto de Venezuela y comenzaron a mover sus piezas, apoyando las negociaciones en México y reconociendo las instituciones del país.

No obstante, y pese a esos aparentes cambios, para el analista venezolano la vieja Europa no deja de mostrar su subordinación, ausencia de honor, dignidad, sumisión y sometimiento ante su “amigo del norte”.

“Es la humillación propia de la élite mediocre que gobierna la península desde hace siglos y que pretende seguir imponiendo un modelo del que nos desprendimos hace más de dos siglos”, expresó a modo de conclusión el investigador.

Mientras, a la sombra de los vaivenes de la política y sus relaciones con la Casa Blanca, el ente comunitario y su alto representante vuelven a quedar en entredicho.

Pocos días faltan para los sufragios regionales en esta nación y- como señaló el canciller venezolano- solo resta esperar que la Unión Europea aproveche la oportunidad de situarse como un actor respetable e imparcial y deje de ser subordinada de la política exterior estadounidense.

*Corresponsal de Prensa Latina en Venezuela

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