1. Ante la grave crisis económica, política y moral que vive el país y luego del estallido social de 2021, la victoria del Pacto Histórico en este 2022 se está tornando inatajable por los métodos ordinarios que han usado los detentadores del poder. Ante el temor a perder sus privilegios han reaparecido las viejas recetas para arrebatar o empañar este triunfo de millones de compatriotas: las amenazas de magnicidio y de fraude electoral están al orden del día, al igual que la guerra jurídica y el linchamiento mediático contra quienes integramos esta alternativa de gobierno. Basta ya de persecución política. Exijo en mi nombre, en el de mi familia, y en el de todo el Pacto Histórico plenas garantías para los próximos comicios y para ejercer nuestro derecho a hacer política. Las autoridades nacionales y los organismos internacionales están obligados a brindarlas.
He sufrido múltiples intentos de montajes judiciales -incluyendo los que actualmente siguen en curso-, disparatadas procesos jurídicos de todo tipo que inexplicablemente nunca cierran como el que obsesivamente sostiene la Magistrada Lombana en la Corte Suprema de Justicia. He padecido del hostigamiento legal e ilegal contra mi familia, así como la eliminación de mis derechos políticos durante más de 6 años. No obstante, nunca he podido si quiera ser imputada por ningún ilícito.
3. Respecto al calumnioso informe producido por el periodista Ricardo Calderón en Noticias Caracol, me veo obligada a recordarle al país que no es la primera vez que emergen falsos testigos en mi contra, siempre coincidiendo con mi participación en comicios electorales. Durante mi última campaña al Senado de la República en 2010, se fabricó un auténtico “falso positivo” judicial en mi contra, con la participación del mercenario internacional que decía llamarse Viktor Tomyuuk, alias “El Ucraniano”. En 2017 mientras recogía firmas para lanzarme a la presidencia, se me realizó una operación de entrampamiento a través de la confesa estafadora Giselle Jaller Jarbour, alias “La Mona Jaller” quien se me presentó supuestamente a nombre del gobierno de Trump para mediar en la liberación de Simón Trinidad. En 2018 en medio de la campaña presidencial, el colaborador de la DEA, Marlon Marín Marín, sembró falsas pruebas en mi contra dentro de la operación de falso entrampamiento contra los negociadores de paz de las FARC-EP y del Gobierno Nacional, en un proceso a cargo del Fiscal del Distrito Sur de Nueva York. Ahora que he decidido volver a participar en elecciones con el Pacto Histórico al Senado de la República y Gustavo Petro a la Presidencia, la Casa de Nariño importa a un parlamentario sub júdice de la derecha ecuatoriana de nombre Fernando Villavicencio, -sin investidura judicial alguna- a presentar un informe calumnioso e injurioso sin ninguna prueba ni acusación fehaciente en mi contra, pero dispuesto para mi linchamiento mediático y para darle continuidad al hostigamiento judicial. Paralelamente se ha desempolvado el absurdo y añejo proceso por “FARC-política” a cargo de mi contradictora política la coronel Lombana.
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