La presidenta de la Unión Patriótica, senadora de la República y dirigente del Pacto Histórico habló acerca de la campaña electoral, el reciente estallido social, la experiencia como parlamentaria de oposición, en la que destaca la defensa de la naturaleza, y sobre la expectativa que genera la candidatura de Gustavo Petro
Redacción Política
¿Cómo recibe la gente la propuesta del Pacto Histórico?
-Hay muchas sorpresas. Se piensa, por ejemplo, que en el campo la gente no tiene toda la información y resulta que terminan enseñando. Por ejemplo, cuando visitamos el páramo de Chingaza, encontrábamos que el campesinado hablaba positivamente del Pacto Histórico. Eso es interesante porque la gente identifica nuestra propuesta. De todas formas, hay que hacer todo un ejercicio grande de pedagogía, no solo de cómo votar sino también del trabajo hecho y qué vamos hacer en el Congreso.
También hay un reconocimiento, porque nosotras no hacemos campañas de dos meses. Esta es una campaña de tres años y un poco más, que solo se vio paralizada por la pandemia. También, hay que socializar las propuestas que tenemos como Pacto, con cinco líneas gruesas: Recuperar el trabajo y la productividad; construir vida digna; defender la naturaleza y enfrentar con responsabilidad la crisis climática; promover la vida, la paz y la democracia; y finalmente construir un país que reconozca las diferencias.
Estallido social
Luego de dos estallidos sociales y una pandemia que evidenció desigualdades, ¿cuál es su lectura de este momento político que estamos viviendo?
-Yo creo que esto es inédito en la historia de Colombia, por lo menos en lo que me ha tocado vivir, en mis setenta años y un poco más, ni siquiera en el paro cívico de 1977 que fue un paro duro. Lo demostrado en los últimos años es que cada persona tiene por dentro una necesidad urgente. Me impresionó mucho ver a una joven en la calle con un cartel que decía “nos quitaron todo, hasta el miedo”. Otros carteles decían “no tengo covid, pero tengo hambre” y son cosas que realmente se ven en la vida real. La movilización nos permitió ver un país que tiene una gran necesidad social. De alguna manera, la consciencia de la gente cambió.
¿Algún momento especial en el paro nacional?
-Tuvimos que viajar a la región de La Mojana por el problema de las inundaciones. Cuando llegamos a San Benito Abad en Sucre, al lado de la ciénaga, la gente empieza a llegar en las embarcaciones, uno de los momentos más bonitos que vi de movilización. No estábamos en campaña íbamos a denunciar una problemática particular en una zona paramilitarizada, donde los campesinos sufren y ven el problema de la corrupción de cerca.
Hay otra cosa muy especial en esta experiencia: la incursión de los jóvenes en este estallido social. Le enseñaron al país que van a resistir con dignidad y coraje a la sentencia de ser una generación sin futuro. Creo que este país quiere cambios, estoy absolutamente convencida, la gente ya no soporta tanta injusticia.
Experiencia parlamentaria
¿Qué fue lo bueno y lo malo en esta experiencia como senadora?
-Lo bueno es haber compartido con tanta gente, recorrimos el país casi cinco veces, haber aprendido tanto de los campesinos, de los pescadores artesanales, de entrar a zonas donde nadie ha llegado, por ejemplo, abajo en el río Anchicayá donde las comunidades negras nos pidieron que fuéramos. También hicimos un ejercicio importante por entender y denunciar la corrupción que hay con la infraestructura nacional, en especial el tema de carreteras y lo que son los peajes.
La actividad parlamentaria nos permitió acercarnos a los territorios y entender que la gente de Nariño tiene unas necesidades distintas a la gente del Quindío. Si vamos al Chocó la realidad es totalmente diferente a Arauca.
Lo malo es compartir con ladrones en el Congreso. Cuatro sillas nos separan de un hombre que está invadiendo una ciénaga y que por ser senador de la República se cree con el derecho de quitarle a la comunidad la mitad de la ciénaga y con ello el pescado, la única fuente de proteína para poblaciones enteras. Eso pasa en Caimito, Sucre, situación que por supuesto denunciamos. Hay mucha corrupción en la política, calculo que el 70% de los congresistas del país reciben plata para comprar votos.
¿Qué iniciativas nuevas hay en esta campaña?
-Lo primero que tienen que esperar todos los sectores progresistas del país es que seguiré haciendo lo mismo. Tenemos una consigna: escuchamos y actuamos. También seguiremos en nuestra defensa por los derechos de la niñez y de las mujeres que tienen que ver con maltrato, abandono, el abuso y violencia. Nos indignan los feminicidios, que en épocas de pandemia se acentuaron. Finalmente vamos a continuar con nuestra batalla en defensa de la naturaleza y el agua, seamos gobierno o no.
¿Cuál es la reforma más urgente que necesita el país y que el Pacto se compromete a echar a andar?
-Son muchas las reformas urgentes. No podemos centrarnos en una. Si hablamos de salud, dicen los defensores de la Ley 100 que esta llevó el servicio a todos los sectores, sin embargo, en el papel todo es perfecto, pero lo que pasa es que la salud tiene un cuello de botella espantoso, se considera un negocio y no un derecho. La crisis en la salud que la pandemia dejó, debe proporcionar una reflexión: Hay que hacer una reforma estructural en materia de salud. Como queremos ser gobierno, la tarea es enorme con una ciudadanía que quiere cambios.
Pacto Histórico y Petro
Se insiste en que la gente quiere cambios y el Pacto Histórico propone realizarlos. ¿Estamos preparados para ser gobierno?
-Es el reto. Tenemos una nueva generación muy preparada, una juventud que en este momento está desperdiciada. Verdaderos cerebros, en todas las áreas de la vida académica y científica, gente que quiere realmente dedicarse a la ciencia, a la innovación y que no encuentra ese espacio porque aquí han acabado todo. Si queremos materializar esos cambios soñados, debemos comprometer a esa juventud en las decisiones estratégicas en la economía, la política, lo social, lo cultural y lo científico.
¿Cuál es el significado del protagonismo que tiene hoy la UP en el Pacto Histórico?
-Ha sido un esfuerzo colectivo. Este fue un partido que no lo pudieron doblegar, ni en los momentos más duros de los años ochenta y noventa. A la Unión Patriótica le tocó resistir en un momento de la historia muy complejo, de violencia, de intolerancia y de muerte. Fue la resiliencia colectiva la que nos permitió sobrevivir y mantener vivo el proyecto, donde en buena parte se lo debemos a la juventud. Desde mi regreso en 2013, me ha impresionado ver una UP compuesta por jóvenes dispuestos a luchar por las transformaciones.
¿Cuál es el mensaje que la UP envía para votar por Petro a la presidencia?
-Siempre recuerdo un adagio chino que es muy famoso: “despacio que vamos lejos”. Tenemos algunas diferencias con Petro, pero es un hombre honesto, ha combatido la corrupción y el paramilitarismo. En los puntos centrales estamos completamente de acuerdo. Lo que si hay que tener en cuenta es que Colombia en los últimos tiempos no ha tenido un pedagogo político como Gustavo Petro. Necesitamos un visionario del mundo, alguien que esté conectado no solamente con la política local sino también con la política internacional.
Esto es muy importante porque hoy como humanidad tenemos la responsabilidad de proteger al planeta y la naturaleza, es una cuestión impostergable. Este mundo que nos tocó, necesita un visionario del mundo. Y ese visionario se llama Gustavo Petro.
¿Cómo recibe la gente la propuesta del Pacto Histórico?
-Hay muchas sorpresas. Se piensa, por ejemplo, que en el campo la gente no tiene toda la información y resulta que terminan enseñando. Por ejemplo, cuando visitamos el páramo de Chingaza, encontrábamos que el campesinado hablaba positivamente del Pacto Histórico. Eso es interesante porque la gente identifica nuestra propuesta. De todas formas, hay que hacer todo un ejercicio grande de pedagogía, no solo de cómo votar sino también del trabajo hecho y qué vamos hacer en el Congreso.
También hay un reconocimiento, porque nosotras no hacemos campañas de dos meses. Esta es una campaña de tres años y un poco más, que solo se vio paralizada por la pandemia. También, hay que socializar las propuestas que tenemos como Pacto, con cinco líneas gruesas: Recuperar el trabajo y la productividad; construir vida digna; defender la naturaleza y enfrentar con responsabilidad la crisis climática; promover la vida, la paz y la democracia; y finalmente construir un país que reconozca las diferencias.
Estallido social
Luego de dos estallidos sociales y una pandemia que evidenció desigualdades, ¿cuál es su lectura de este momento político que estamos viviendo?
-Yo creo que esto es inédito en la historia de Colombia, por lo menos en lo que me ha tocado vivir, en mis setenta años y un poco más, ni siquiera en el paro cívico de 1977 que fue un paro duro. Lo demostrado en los últimos años es que cada persona tiene por dentro una necesidad urgente. Me impresionó mucho ver a una joven en la calle con un cartel que decía “nos quitaron todo, hasta el miedo”. Otros carteles decían “no tengo covid, pero tengo hambre” y son cosas que realmente se ven en la vida real. La movilización nos permitió ver un país que tiene una gran necesidad social. De alguna manera, la consciencia de la gente cambió.
¿Algún momento especial en el paro nacional?
-Tuvimos que viajar a la región de La Mojana por el problema de las inundaciones. Cuando llegamos a San Benito Abad en Sucre, al lado de la ciénaga, la gente empieza a llegar en las embarcaciones, uno de los momentos más bonitos que vi de movilización. No estábamos en campaña íbamos a denunciar una problemática particular en una zona paramilitarizada, donde los campesinos sufren y ven el problema de la corrupción de cerca.
Hay otra cosa muy especial en esta experiencia: la incursión de los jóvenes en este estallido social. Le enseñaron al país que van a resistir con dignidad y coraje a la sentencia de ser una generación sin futuro. Creo que este país quiere cambios, estoy absolutamente convencida, la gente ya no soporta tanta injusticia.
Experiencia parlamentaria
¿Qué fue lo bueno y lo malo en esta experiencia como senadora?
-Lo bueno es haber compartido con tanta gente, recorrimos el país casi cinco veces, haber aprendido tanto de los campesinos, de los pescadores artesanales, de entrar a zonas donde nadie ha llegado, por ejemplo, abajo en el río Anchicayá donde las comunidades negras nos pidieron que fuéramos. También hicimos un ejercicio importante por entender y denunciar la corrupción que hay con la infraestructura nacional, en especial el tema de carreteras y lo que son los peajes.
La actividad parlamentaria nos permitió acercarnos a los territorios y entender que la gente de Nariño tiene unas necesidades distintas a la gente del Quindío. Si vamos al Chocó la realidad es totalmente diferente a Arauca.
Lo malo es compartir con ladrones en el Congreso. Cuatro sillas nos separan de un hombre que está invadiendo una ciénaga y que por ser senador de la República se cree con el derecho de quitarle a la comunidad la mitad de la ciénaga y con ello el pescado, la única fuente de proteína para poblaciones enteras. Eso pasa en Caimito, Sucre, situación que por supuesto denunciamos. Hay mucha corrupción en la política, calculo que el 70% de los congresistas del país reciben plata para comprar votos.
¿Qué iniciativas nuevas hay en esta campaña?
-Lo primero que tienen que esperar todos los sectores progresistas del país es que seguiré haciendo lo mismo. Tenemos una consigna: escuchamos y actuamos. También seguiremos en nuestra defensa por los derechos de la niñez y de las mujeres que tienen que ver con maltrato, abandono, el abuso y violencia. Nos indignan los feminicidios, que en épocas de pandemia se acentuaron. Finalmente vamos a continuar con nuestra batalla en defensa de la naturaleza y el agua, seamos gobierno o no.
¿Cuál es la reforma más urgente que necesita el país y que el Pacto se compromete a echar a andar?
-Son muchas las reformas urgentes. No podemos centrarnos en una. Si hablamos de salud, dicen los defensores de la Ley 100 que esta llevó el servicio a todos los sectores, sin embargo, en el papel todo es perfecto, pero lo que pasa es que la salud tiene un cuello de botella espantoso, se considera un negocio y no un derecho. La crisis en la salud que la pandemia dejó, debe proporcionar una reflexión: Hay que hacer una reforma estructural en materia de salud. Como queremos ser gobierno, la tarea es enorme con una ciudadanía que quiere cambios.
Pacto Histórico y Petro
Se insiste en que la gente quiere cambios y el Pacto Histórico propone realizarlos. ¿Estamos preparados para ser gobierno?
-Es el reto. Tenemos una nueva generación muy preparada, una juventud que en este momento está desperdiciada. Verdaderos cerebros, en todas las áreas de la vida académica y científica, gente que quiere realmente dedicarse a la ciencia, a la innovación y que no encuentra ese espacio porque aquí han acabado todo. Si queremos materializar esos cambios soñados, debemos comprometer a esa juventud en las decisiones estratégicas en la economía, la política, lo social, lo cultural y lo científico.
¿Cuál es el significado del protagonismo que tiene hoy la UP en el Pacto Histórico?
-Ha sido un esfuerzo colectivo. Este fue un partido que no lo pudieron doblegar, ni en los momentos más duros de los años ochenta y noventa. A la Unión Patriótica le tocó resistir en un momento de la historia muy complejo, de violencia, de intolerancia y de muerte. Fue la resiliencia colectiva la que nos permitió sobrevivir y mantener vivo el proyecto, donde en buena parte se lo debemos a la juventud. Desde mi regreso en 2013, me ha impresionado ver una UP compuesta por jóvenes dispuestos a luchar por las transformaciones.
¿Cuál es el mensaje que la UP envía para votar por Petro a la presidencia?
-Siempre recuerdo un adagio chino que es muy famoso: “despacio que vamos lejos”. Tenemos algunas diferencias con Petro, pero es un hombre honesto, ha combatido la corrupción y el paramilitarismo. En los puntos centrales estamos completamente de acuerdo. Lo que si hay que tener en cuenta es que Colombia en los últimos tiempos no ha tenido un pedagogo político como Gustavo Petro. Necesitamos un visionario del mundo, alguien que esté conectado no solamente con la política local sino también con la política internacional.
Esto es muy importante porque hoy como humanidad tenemos la responsabilidad de proteger al planeta y la naturaleza, es una cuestión impostergable. Este mundo que nos tocó, necesita un visionario del mundo. Y ese visionario se llama Gustavo Petro.
Fuente: Semanario Voz
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