Por Nelson Lombana Silva
El camarada Raúl Rojas González, ha llegado victorioso a la sede departamental del Partido Comunista Colombiano, regional Tolima para quedarse, gracias al talento mágico y comprometido del brillante caricaturista, Arlés Herrera, el Maestro Calarcá. Su creación viva da a conocer la faceta revolucionaria y comprometida del dirigente comunista, ex miembro del Comité Central y ex secretario regional del Partido durante largos y azarosos años.
El camarada Raúl mantuvo la bandera roja de los comunistas en alto contra viento y marea, sin hacerle una sola concesión a la burguesía. Perdió una vista, quedó inválido, un hijo fue desaparecido por el régimen, dos más fueron asesinados, su esposa purgó cárcel, él mismo padeció consejos verbales de guerra, fue amenazado de ser llevado a la Gorgona, sin embargo, no claudicó, ni vaciló un solo instante. Siempre se mantuvo firme en primera línea, predicando la unidad, la revolución socialista y una segunda oportunidad para todos y todas, los nacidos en la gran patria de Bolívar.
Sus últimos días de su heroica existencia los dedicó a desarrollar el proyecto de la Colombia Humana Unión Patriótica, no solamente en el Tolima, sino también en la capital de Colombia, Bogotá. No perdió un solo minuto. Para él no existían ni sábados, ni domingos, ni festivos, las 24 horas del día, eran pocas para luchar contra el monstruoso neoliberalismo y la brutal oligarquía liberal-conservadora.
Venció el miedo. Nunca se escondió. Siendo diputados adelantó una meritoria labor de denuncia y de defensa de los Derechos Humanos. Desde un principio denunció el binomio militar-paramilitar, la corrupción galopante en las altas esferas del Estado. Sufrió por lo menos, cinco atentados. Se recorrió el departamento del Tolima en múltiples veces, de día y de noche, hablando de paz y de justicia social para los campesinos, los indígenas, los obreros y los jóvenes. Al fin y al cabo, el camarada Raúl Rojas González, era un campesino del municipio de Chaparral, un hombre sencillo que se hizo a puro pulso, un autodidacta consumado, un lector empedernido.
El camarada Raúl, constituye un ejemplo para las presentes y futuras generaciones, un paradigma de resistencia, lealtad, compromiso, sencillez y amor impoluto por los demás. Su ejemplo debe seguir brillando en el Tolima. En momentos de dificultades hay que invocar su sensatez y coraje para resolver las contradicciones. El camarada no es solamente pasado, es ante todo presente y futuro. Ya el regional Tolima ha planteado que este lleve su nombre, lo cual es importante y más importante que lo haya planteado un militante de la Juco. Eso tiene su significado. Quiere decir, entre otras cosas, que no estamos exagerando, simplemente registrando una partecita ínfima de su gran obra revolucionaria y política en favor del pueblo, secularmente engañado y explotado.
Desde esta perspectiva, es que es digno de relievar la obra artística del Maestro Calarcá, su aporte maravilloso a la memoria y el reconocimiento al maestro de maestros. Gracias a ésta, el camarada Raúl Rojas González, seguirá vivo en el Tolima, en Ibagué y en la sede departamental. En verdad, hombres como el camarada Raúl no merecen ser llamados muertos. Igual podrías decir, de camaradas como Ricardo Castiblanco, José Neira, Teófilo Forero, María Oliva Campos Torres, etc.
Ya el comité local trabaja la propuesta de un homenaje en su honor y el descubrimiento del hermoso cuadro. Camarada Raúl Rojas González: “¡Hasta la victoria siempre!”.
Sus últimos días de su heroica existencia los dedicó a desarrollar el proyecto de la Colombia Humana Unión Patriótica, no solamente en el Tolima, sino también en la capital de Colombia, Bogotá. No perdió un solo minuto. Para él no existían ni sábados, ni domingos, ni festivos, las 24 horas del día, eran pocas para luchar contra el monstruoso neoliberalismo y la brutal oligarquía liberal-conservadora.
Venció el miedo. Nunca se escondió. Siendo diputados adelantó una meritoria labor de denuncia y de defensa de los Derechos Humanos. Desde un principio denunció el binomio militar-paramilitar, la corrupción galopante en las altas esferas del Estado. Sufrió por lo menos, cinco atentados. Se recorrió el departamento del Tolima en múltiples veces, de día y de noche, hablando de paz y de justicia social para los campesinos, los indígenas, los obreros y los jóvenes. Al fin y al cabo, el camarada Raúl Rojas González, era un campesino del municipio de Chaparral, un hombre sencillo que se hizo a puro pulso, un autodidacta consumado, un lector empedernido.
El camarada Raúl, constituye un ejemplo para las presentes y futuras generaciones, un paradigma de resistencia, lealtad, compromiso, sencillez y amor impoluto por los demás. Su ejemplo debe seguir brillando en el Tolima. En momentos de dificultades hay que invocar su sensatez y coraje para resolver las contradicciones. El camarada no es solamente pasado, es ante todo presente y futuro. Ya el regional Tolima ha planteado que este lleve su nombre, lo cual es importante y más importante que lo haya planteado un militante de la Juco. Eso tiene su significado. Quiere decir, entre otras cosas, que no estamos exagerando, simplemente registrando una partecita ínfima de su gran obra revolucionaria y política en favor del pueblo, secularmente engañado y explotado.
Desde esta perspectiva, es que es digno de relievar la obra artística del Maestro Calarcá, su aporte maravilloso a la memoria y el reconocimiento al maestro de maestros. Gracias a ésta, el camarada Raúl Rojas González, seguirá vivo en el Tolima, en Ibagué y en la sede departamental. En verdad, hombres como el camarada Raúl no merecen ser llamados muertos. Igual podrías decir, de camaradas como Ricardo Castiblanco, José Neira, Teófilo Forero, María Oliva Campos Torres, etc.
Ya el comité local trabaja la propuesta de un homenaje en su honor y el descubrimiento del hermoso cuadro. Camarada Raúl Rojas González: “¡Hasta la victoria siempre!”.
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