Comunicado a la opinión pública
Con gran preocupación por la grave crisis del proceso de reincorporación en lo político, lo económico, lo social, y la percepción de perfidia respecto al conjunto de lo acordado con el Estado colombiano en la Mesa de Diálogos de La Habana, nos reunimos en el Seminario Nacional de Reincorporación “Simón Trinidad Libre” en Neiva, Huila, el 17,18 y 19 de septiembre, excombatientes en representación de 40 procesos organizativos de 29 territorios a nivel nacional, para buscar salidas a esta situación insostenible que vivimos miles de firmantes del Acuerdo de Paz.
Hemos cumplido de buena fe con nuestras obligaciones adquiridas en el Acuerdo Especial. No vemos igual compromiso integral del conjunto de las instituciones del Estado, que son nuestra contraparte. Más de 300 firmantes de la paz siguen hoy privados de su libertad. Por lo menos 280 vidas en proceso de reincorporación han sido segadas tras la dejación de armas. Más de la mitad de excombatientes seguimos hoy excluidos de los proyectos productivos necesarios para nuestra reincorporación en lo económico y lo social. Abundan montajes judiciales, persecuciones y estigmatizaciones. Amenazas, atentados y desplazamientos forzados de comunidades completas de antiguos ETCR. No firmamos un acuerdo de simple desarme, ni de exterminio sino que pactamos reincorporación integral en lo político, lo económico y lo social.
La alternativa a esta crisis es el diálogo, la implementación integral del tratado de paz, y la consolidación del proceso de reincorporación de quienes nos levantamos en armas. El destino de Colombia no puede ser la guerra civil, ni el genocidio político. Por ello, hemos decidido articularnos en la Mesa Autónoma por la Reincorporación y la Paz, MARP, buscando evitar cualquier marginamiento de las bases insurgentes firmantes del Acuerdo de Paz, y en pos de conquistar el cabal cumplimiento de todo lo acordado. La contraparte contratante con el Estado colombiano somos todos y todas las y los excombatientes de las antiguas FARC-EP, sin distinto de afiliación política o de ubicación en la geografía nacional.
Nuestro fin último es la paz y el fin del conflicto armado. Pero se requieren garantías mínimas. Es necesario democratizar y descentralizar el proceso de reincorporación en crisis, y avanzar en la implementación integral del Acuerdo de Paz. La reincorporación y la paz no pueden ser secuestradas por intereses partidistas o burocráticos, ni lesionadas por el centralismo. Por ello, queremos reavivar la esperanza de paz y reconciliación haciendo protagonistas del proceso de reincorporación a las mayorías de la antigua guerrillerada, hasta hoy esencialmente excluidas.
Hemos dirigido una carta pública al Gobierno Nacional y a las entidades responsables de la reincorporación pidiendo diálogo y compromisos para salvar el proceso de paz. Solicitamos participación en todas las instancias derivadas del Acuerdo de Paz en las que no nos sentimos hoy representados, garantías plenas de seguridad, visita humanitaria a los firmantes prisioneros políticos y avanzar en su excarcelación, un plan de choque de vivienda y tierras para las y los excombatientes, medidas especiales y urgentes para firmantes afectados físicamente por el conflicto armado, la construcción de una nueva hoja de ruta de reincorporación, el fortalecimiento de Ecomún y de los proyectos productivos, la defensa jurídica integral y de confianza para el conjunto de excombatientes, y la rendición pública de cuentas sobre los recursos de la reincorporación y del Acuerdo de Paz.
Ratificamos nuestro compromiso con la paz y la reincorporación e invitamos a todos y todas quienes se levantaron en armas y a la sociedad colombiana en su conjunto a acompañarnos en esta nueva etapa de lucha por conquistar el cumplimiento de lo ganado en el Acuerdo de Paz.
La alternativa a esta crisis es el diálogo, la implementación integral del tratado de paz, y la consolidación del proceso de reincorporación de quienes nos levantamos en armas. El destino de Colombia no puede ser la guerra civil, ni el genocidio político. Por ello, hemos decidido articularnos en la Mesa Autónoma por la Reincorporación y la Paz, MARP, buscando evitar cualquier marginamiento de las bases insurgentes firmantes del Acuerdo de Paz, y en pos de conquistar el cabal cumplimiento de todo lo acordado. La contraparte contratante con el Estado colombiano somos todos y todas las y los excombatientes de las antiguas FARC-EP, sin distinto de afiliación política o de ubicación en la geografía nacional.
Nuestro fin último es la paz y el fin del conflicto armado. Pero se requieren garantías mínimas. Es necesario democratizar y descentralizar el proceso de reincorporación en crisis, y avanzar en la implementación integral del Acuerdo de Paz. La reincorporación y la paz no pueden ser secuestradas por intereses partidistas o burocráticos, ni lesionadas por el centralismo. Por ello, queremos reavivar la esperanza de paz y reconciliación haciendo protagonistas del proceso de reincorporación a las mayorías de la antigua guerrillerada, hasta hoy esencialmente excluidas.
Hemos dirigido una carta pública al Gobierno Nacional y a las entidades responsables de la reincorporación pidiendo diálogo y compromisos para salvar el proceso de paz. Solicitamos participación en todas las instancias derivadas del Acuerdo de Paz en las que no nos sentimos hoy representados, garantías plenas de seguridad, visita humanitaria a los firmantes prisioneros políticos y avanzar en su excarcelación, un plan de choque de vivienda y tierras para las y los excombatientes, medidas especiales y urgentes para firmantes afectados físicamente por el conflicto armado, la construcción de una nueva hoja de ruta de reincorporación, el fortalecimiento de Ecomún y de los proyectos productivos, la defensa jurídica integral y de confianza para el conjunto de excombatientes, y la rendición pública de cuentas sobre los recursos de la reincorporación y del Acuerdo de Paz.
Ratificamos nuestro compromiso con la paz y la reincorporación e invitamos a todos y todas quienes se levantaron en armas y a la sociedad colombiana en su conjunto a acompañarnos en esta nueva etapa de lucha por conquistar el cumplimiento de lo ganado en el Acuerdo de Paz.
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