lunes, 20 de septiembre de 2021

Presidente, no hay escritores neutrales


 Por Nelson Lombana Silva


El “oso” que hizo el presidente colombiano Iván Duque Márquez, en la reciente feria del libro en España, seguramente no tiene antecedentes en la historia de Colombia, a excepción de Julio Cesar Turbay Ayala. Realmente, causa vergüenza y a la vez, profunda indignación y rechazo una postura elemental de un mandatario que al parecer solo usa la cabeza para jugar con el balón de fútbol.


Es una afrenta a la cultura, a la literatura y a los escritores. Se ha hecho el hazmerreír de los hacedores de cultura y literatura del mundo incluso, de los amantes de la literatura y comunidad culta en general que tiene la posibilidad de analizar y criticar con conocimiento de causa. Claro, ¿Qué se puede esperar de un mandatario que carece de pulmones propios? ¿Qué se puede esperar de un presidente que no ha sido presidente, por cuanto el presidente ha sido el narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez?

Insinuar que hay o existen “escritores neutrales” es la mayor estupidez que se pueda decir, pues la neutralidad no existe, “es una engañifa”, dijo Pablo Neruda. ¿Quién podría ser neutral ante la situación socio económico, ambiental, humano y ético que vive la república de Colombia por obra y gracia del modelo neoliberal, la descomunal corrupción de su clase gobernante y la incapacidad y mediocridad del presidente?

Lo que sí podrían existir son escritores comprometidos con el establecimiento, el modelo neoliberal y la corruptela de la clase gobernante. Un ejemplo clásico en este continente sería Mario Vargas Llosa. Aunque podría decirse también que el escritor por antonomasia es revolucionario por cuanto su misión es la construcción permanente de cosas nuevas, novedosas, revolucionarias. Es un permanente hacedor de cultura que bien podría ser proclive al establecimiento o al pueblo que lucha por una segunda y definitiva independencia.

La pluma no es neutral por cuanto constituye un verdadero misil en contra o a favor del pueblo; en contra o a favor de la gran oligarquía. Lo que jamás se podría decir es que es neutral, señor presidente. Así que hubiera quedado mejor si hubiera dicho: Van a la feria conmigo, solo los partidarios de mis barrabasadas. Con toda seguridad hubiera salido uno que otro escritor o escritora, pues en la viña hay de todo.

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