martes, 11 de enero de 2022

Por las tierras frescas del Loro Orejiamarillo

 


Por Nelson Lombana Silva

Un par de días por el exuberante municipio de Roncesvalles (Tolima), fue suficiente para reencontrarnos con la familia y descubrir nuevas amistades, llenas de fraternidad y solidaridad. Sobre todo, un pueblo taciturno que lucha heroicamente contra la barbarie del mal gobierno y del régimen oprobioso que explota, engaña y miente a diario a través de sus medios masivos de comunicación.



Son 113 kilómetros que hay que recorrer desde la ciudad de Ibagué, surcando ríos y quebradas por el gran cañón, para luego remontar la imponente cordillera central y así, arribar a la oceánica altiplanicie surcada por varios ríos, entre ellos: Cucuana, Cucuanita, Perrillo, Chilí y San Marcos. La mirada del turista se pierde en la distancia infinita. Sensaciones encontradas fluyen al pasear por el entorno, sus calles, carreteras, caminos y parajes infinitos.


Este municipio se encuentra ubicado en la parte sur occidente del departamento de Tolima. Fue fundado el 12 de febrero de 1913 y erigido a municipio el 11 de mayo de 1944. Sus límites son: Occidente, limita con el municipio de Cajamarca (Tolima), el municipio de Sevilla (Valle) y el municipio de Génova (Quindío); por el sur con el municipio de Chaparral (Tolima); por el oriente con el municipio de San Antonio; por el norte, con el municipio de Rovira.

Es una especie de estrella hidrográfica, donde predomina, además, las lagunas. Algunos se atreven a afirmar que hay más de 80 en este territorio. Una de ellas, fue destruida por la represión militarista al dejar caer sobre ella una gigantesca bomba, cerca de casa habitación, durante la toma guerrillera del 14 y 15 de julio de 2000.

Es la tierra del Loro Orejiamarillo y la palma de cera, el considerado árbol nacional, especies en vía de extinción, por la irracionalidad del régimen capitalista. Precisamente, extensas regiones de este municipio con sus ríos, fauna y flora, se encuentran en la mira de las multinacionales y transnacionales.

De estas fértiles tierras tuvo conocimiento el invasor español, Diego Fernández de Bocanegra, en 1584. La región estaba poblada por los aborígenes Brunies y Buliras, perteneciente a la tribu Pijao, comandada por el cacique Yunga. Al comenzar el siglo XX, se establecieron algunas tiendas o fondas, sitios de descanso para los arrieros y las numerosas muladas provenientes del cañón de las Hermosas, región de Chaparral.

Una pareja de jóvenes enamorados y aventureros irrumpió por estos lares en 1913, remontando la frondosa cordillera a lomo de caballo, durmiendo en los troncos de cedro seco para protegerse del frío y de los animales nocturnos. Se trata de Bernardino Galvis y Lucrecia Rubio.  


A pesar de las duras vicisitudes, el joven matrimonio quedó deslumbrado del entorno y posteriormente regresó con un grupo de personas con el fin de iniciar el proceso de colonización. Eran colonos provenientes de varios municipios, entre ellos: Chaparral, Rovira, San Antonio, el viejo Caldas, Boyacá y Antioquia. La historia recuerda algunos nombres: Bernardino Galvis, Anacleto Londoño, Gregorio Betancourt, Jesús María Galvis, Jesús Valencia Gil, José María Naranjo, Esmeraldo Ocampo, Francisco Eladio Marín, Francisco Echeverry y Aureliano Naranjo. El grupo se ubicó donde hoy es la cabecera municipal.

La tarea fue titánica. Derribar árboles y construir pequeñas chozas para enfrentar las bajas temperaturas y la proliferación de animales. Una odisea que difícilmente comprendemos en este siglo con tanta tecnología y comodidad, como eso de llegar hasta allí, cómodamente sentados en vehículos e incluso, en helicópteros.

El primero de julio de 1925, se reunió el grupo para bautizar la zona. La iniciativa propuesta por doña Lucrecia Rubio, fue la ganadora: Roncesvalles. Su nombre proviene de un paraje francés, Los Pirineos. Según sustentó su propuesta doña Lucrecia, el clima y la topografía son muy parecidos, según el libro intitulado: “Los doce pares de Francia”, libro en el que se narra con algún detalle la batalla de Roncesvalles.


El 11 de marzo de 1944, la Asamblea del Tolima, mediante ordenanza número 004, le da la categoría de municipio. El gobernador del Tolima, Alejandro Bernate, nombra como su primer alcalde a don José Ignacio Guzmán, natural del municipio de Chaparral.

Con las uñas y el espíritu emprendedor los habitantes de la inmensa región, se han ido desarrollando. Hoy cuenta el municipio con biblioteca pública, la institución educativa técnica La Voz de la Tierra, calles pavimentadas, un parque hermosísimo y gente de buen humor dispuesta a salir adelante. El acceso al colegio está en precarias condiciones, la politiquería barata ha impedido su mantenimiento. Según la comunidad, van dos y más administraciones que se han comprometido con esta obra y todavía se sigue construyendo a cuenta gotas.

Este municipio ha sido golpeado duramente por el crudo terrorismo de estado, la violencia ha recorrido calles y veredas con entera libertad. Sin embargo, el deseo infinito de vivir de los habitantes está latente en cada uno de ellos. El trato es amable y cordial. Siempre hay una sonrisa en cada rostro femenino o masculino, niño, joven o adulto. Realmente, es una delicia caminar por su calles, compartir un tinto o una simple conversación.

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