A partir del papel que ha desempeñado históricamente el Comando Sur como una de las principales instituciones que ha empleado el gobierno estadounidense para dominar y someter a los pueblos de América Latina y el Caribe, resulta de especial interés explicar cómo esa estructura militar está concibiendo sus principales líneas de acción hacia nuestra región para este año.
Por Rafael González Morales
El punto de partida para identificar estas proyecciones se encuentra en el informe titulado “Postura del Comando Sur 2022”. El texto presentado hace unas semanas por la Jefa de esa instancia ante el Congreso, expone en uno de sus acápites en qué áreas concentrarán sus principales esfuerzos con el propósito final de “contener las amenazas” que están enfrentando agrupadas en tres niveles fundamentales: 1) China 2) Rusia e Irán y 3) las organizaciones del crimen transnacional y las organizaciones extremistas violentas.
El Comando Sur, según su narrativa, tiene previsto un plan de acción sustentando en los siguientes pilares: fortalecer la colaboración con los aliados y socios regionales construyendo confianza; contener las amenazas de manera agresiva y construir un equipo. Teniendo en cuenta estos presupuestos, desplegarán un grupo de iniciativas que están en correspondencia con sus objetivos estratégicos de dominación regional.
Su concepción sobre el primer pilar vinculado a la cooperación con terceros países afines a sus intereses, parte de la Guía estratégica interina de Seguridad Nacional del gobierno de Biden en la que se establece: “cuando fortalecemos nuestras alianzas, amplificamos nuestro poder y habilidad para interrumpir las amenazas antes que lleguen a nuestras costas”. En ese sentido, destacan que en los diferentes componentes del Comando Sur, cuentan con la presencia de representantes de 11 naciones aliadas y socias que contribuyen con una perspectiva única a cumplir con sus misiones.
Sus prioridades para asegurar la subordinación e influencia sobre estas naciones recaerán en las siguientes iniciativas: el programa de entrenamiento y educación militar internacional; las ventas de armas; el financiamiento militar extranjero; la asistencia humanitaria; la ayuda médica y el denominado entrenamiento en derechos humanos.
El Comando Sur implementa un programa integral de adoctrinamiento que contempla no solo aspectos de las concepciones militares estadounidenses, sino que involucra la promoción de los valores y el modo de vida americano. Es un diseño que tienen establecido hace varias décadas para influir sobre las fuerzas militares y de seguridad latinoamericanas y caribeñas. Cada año aproximadamente 700 estudiantes extranjeros de 27 países participan en este programa. De acuerdo a las autoridades estadounidenses, hasta el 2012 habían cursado esos estudios 17 jefes de ejércitos y 6 ministros de defensa. El gobierno estadounidense asigna entre 11 y 12 millones de dólares anualmente para asegurar esta iniciativa.
Con relación a las ventas de armamento y el financiamiento militar, tienen previsto proveer a determinados países de vehículos, medios aéreos, armas y equipamientos para incrementar sus “capacidades defensivas”. Disponen de un presupuesto de 75 millones de dólares y casi el 50% está destinado para Colombia al que consideran su principal aliado militar en la región.
En materia de asistencia humanitaria, están desarrollando donaciones a 28 países que se valoran en aproximadamente 74 millones de dólares. Entre los principales artículos han contemplado hospitales de campaña, equipos de protección, ventiladores pulmonares y medicinas. Todo esto en el contexto de la pandemia y con una visión que incorpora la disputa geopolítica con China y Rusia. Es una manera de presentar un “rostro humanitario” en un contexto muy complejo que ha provocado una profunda crisis económica en América Latina y el Caribe.
Como parte de su interés por renovar su influencia, también tienen previsto desplegar el buque hospital USNS COMFORT que realizará un periplo por América Central con el objetivo de brindar asistencia médica. Por otra parte, continuarán ejecutando sus entrenamientos sobre derechos humanos en los que declaran tener una experiencia de 25 años.
Con respecto al segundo pilar vinculado a la contención de amenazas, el enfoque se articula en las siguientes áreas: comprender la amenaza; competir en el espacio de la información; la ciberseguridad, la cooperación en el espacio; enfrentamiento al narcotráfico y ejercicios militares anuales.
El Comando Sur se enfocará en buscar información clave, a través de los funcionarios del Departamento de Defensa y los attaches militares, sobre lo que califican como “actividades maliciosas” de sus adversarios.
Sobre la competencia en el espacio de la información, señalan que sus rivales son agresivos en este escenario y tratan de promover noticias falsas para debilitar la credibilidad de Estados Unidos. Enfatizan que el Comando Sur debe ser más efectivo empleando la radio, la televisión, las redes sociales y los podcasts para “amplificar sus propias historias, moldear las percepciones locales y exponer a los actores malignos”. Estas afirmaciones constituyen un reconocimiento explícito a que la imagen estadounidense atraviesa por un proceso de deterioro y constituye una prioridad su reversión.
En cuanto a la ciberseguridad, tienen contemplado continuar preparando a determinados socios regionales para que enfrenten las amenazas que se presentan en el ciberespacio. Entre las que destacan están: actores malignos; actores no estatales, hackers, grupos criminales y organizaciones terroristas. Sobre la cooperación en el espacio, refieren que continuarán compartiendo datos con Brasil, Colombia, Perú y Chile.
Con relación a las maniobras militares, enfatizan que realizarán los ejercicios PANAMAX orientado a la defensa del Canal de Panamá; UNITAS enfocado en la seguridad marítima y TRADEWINDS dirigido a responder a un evento de desastre en el Caribe. Sobre este aspecto, destacan que el Comando Sur participa con frecuencia en ejercicios de este tipo organizados por sus socios como son los casos de Salitre en Chile; Ángel de los Andes en Colombia y CRUZEX en Brasil.
Es todo un sistema de acciones complejo que está diseñado con intencionalidad y cuenta con asignación de recursos financieros que tiene como propósitos esenciales: 1) contener la creciente influencia de China en la región en el contexto de la competencia estratégica entre las grandes potencias 2) neutralizar cualquier iniciativa que constituya un desafío a los intereses estadounidenses en el área y 3) preservar el control de recursos estratégicos que garantizan la capacidad operacional de las fuerzas armadas de Estados Unidos.
Contexto Latinoamericano
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