domingo, 25 de septiembre de 2016

Los motivos en España para celebrar la paz de Colombia

Jaime Cedano Roldán


En España existe una larga historia de solidaridad con las luchas del pueblo colombiano por la paz, la democracia y los derechos humanos, que nació con la oleada de exiliados y refugiados políticos llegados al final de la década de los setentas e inicios de los ochenta cuando con el Estatuto de Seguridad durante el gobierno de Julio Cesar Turbay Ayala la represión, la guerra sucia y el terrorismo de Estado pasaron a  mayor nivel de agresividad contra los activistas políticos y sociales opositores.



Los exiliados que abarcaban un amplio abanico de colores políticos fueron encontrando abrigo y apoyo en una serie de organizaciones y militantes internacionalistas que venían trajinados de la solidaridad con Chile y con las resistencias y alzamientos en Centro América. Con la llegada de los primeros refugiados políticos colombianos a España y con el primer informe de Amnistía Internacional sobre la situación de los derechos humanos en Colombia se empezó a generar preocupación por lo que pasaba en el país al que se consideraba la democracia más consolidada de América latina.  “La suiza latinoamericana” decían con orgullo los gobernantes. Eran los tiempos en que el periodista y político colombiano Manuel Cepeda Vargas, asesinado en 1993, denunciaba solitariamente en las Naciones Unidas que “Colombia era un Vietnam silencioso”.


De esta manera empezaron las primeras charlas, encuentros y actividades solidarias. Incansables esfuerzos se hacían para apoyar a quienes con cierta utopía trabajaban en la idea de un acuerdo de paz en Colombia y en esa dirección en España se hicieron muchos encuentros y foros y se diseñaron fracasadas conferencias internacionales soñando con lograr reunir a gobernantes y guerrilleros y encontrar por fin la fórmula mágica que abriera el camino a la paz. Cuando las negociaciones del Caguán (1999-2002) el trabajo por la paz tomó otras dimensiones. Fueron los tiempos de la llegada a España de la delegación conjunta Gobierno-FARC que se reunió con muchas personalidades.


Luego el trabajo se agigantó y se multiplicó y surgieron diversas iniciativas como la Asociación catalana por la paz ACP, la Taula catalana por la paz, el proyecto de refugio asturiano, el Comité canario de solidaridad, la coordinadora valenciana, diversos espacios en Madrid y en los últimos años la Plataforma Estatal y otros nuevos escenarios de solidaridad en el país vasco, en Murcia y otras regiones. España fue uno de los países europeos donde los servicios secretos colombianos montaron campañas ilegales de seguimientos a refugiados y a quienes apoyaran la causa de la paz y los derechos humanos y realizaran solidaridad con Colombia. Fue en los tiempos de Uribe Vélez y un proceso judicial por estos hechos anda por los tribunales.


Mucha gente, muchísima gente en España hace parte de la alegría que hoy se vive en Colombia por la firma del acuerdo de paz y seguramente serán los primeros en llegar a los actos convocados para el día lunes en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Gijón.


Un momento muy diferente al de hace 60 años cuando bajo el padrinazgo de Franco los jefes liberales y conservadores colombianos se reunieron en Benidorm y firmaron la paz que pondría fin a “la violencia” que les enfrentó durante casi una década con el saldo de más de 300000 muertos. Firmaron la paz, se repartieron el poder y de esos escombros, heridas abiertas, despojos no reparados y murallas bipartidistas levantadas nació la guerra que hoy está acabando con una paz, negociada de otra manera.



Sevilla, 24 de septiembre del 2016


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