martes, 27 de septiembre de 2016

En la Conferencia Nacional de las Farc, centenares de periodistas detrás de la noticia. Crónica

Luis Alfonso Mena


La Décima Conferencia Nacional de las Farc-EP constituyó todo un fenómeno comunicacional. Se calcula que a lo largo de la semana en la que transcurrió, entre el 17 y el 23 de septiembre, por lo menos 400 personas, entre periodistas, técnicos y auxiliares, inundaron los sitios construidos para este certamen… Se les vio por todas partes, no solo en la inmensa sala de prensa levantada bajo cubierta o en la sala de conferencias anexa.



Se alojaban en diferentes puntos: algunos lo hicieron en los campamentos en medio de la selva, donde pernoctan los guerrilleros y pudieron palpar en carne propia la vida insurgente; otros lo hicieron en sitios especialmente designados para ellos en carpas y camarotes protegidos por dos grandes estructuras que los inmunizaban de las inclemencias del tiempo y estaban ubicadas cerca de una de las varias cafeterías también construidas para este evento.


Los organizadores todo lo tuvieron en cuenta. La única gran dificultad fue la del servicio de internet, que constituyó el dolor de cabeza de la mayoría, que no disponía de antenas satelitales para la transmisión de su información. Una gran parte de los presentes pertenecía a medios alternativos, que se rebuscaban la manera de hacer llegar sus mensajes, aunque a veces fracasaban en el intento. Otros, sobre todo investigadores sociales, académicos y documentales, que también asistieron en gran cantidad, realizaban archivos para procesar después o, simplemente, querían ser testigos del histórico encuentro guerrillero.


Las Farc son un fenómeno internacional y por eso a la Conferencia asistieron periodistas de Estados Unidos, Centro y Sur América, lo mismo que de Europa, además de muchos medios masivos tradicionales y de los alternativos. Todo ese despliegue, seguramente, condujo a Carlos Antonio Lozada a dedicar un mensaje a los periodistas.


Lozada estableció una diferencia entre los dueños de los grandes medios de comunicación y los periodistas como trabajadores.


Así, con el calor intenso y húmedo del Yari y el ir y venir a través de extensos recorridos, centenares de periodistas y muchos interesados en el fenómeno insurgente en el país fueron testigos de excepción de este acontecimiento histórico: el fin de 52 años de confrontación entre la guerrilla y el Estado colombiano, en el corregimiento Brisas del Diamante, en La Macarena, Llanos Orientales de Colombia.


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