A los uribistas no les gusta nada que huela a paz, todo lo relacionado con el proceso de diálogos lo rechazan: que el texto es muy largo, que un mes es muy poco tiempo para leerlo, que les da pereza hacerlo, que no lo firma Santos, que el plebiscito no, que la pregunta es sesgada, que... Y ahora, que Cartagena, seleccionada como ciudad para la firma del Acuerdo Final de Paz el 26 de septiembre, tampoco les parece...
A todo le dirán no. Su consigna es destruir, odiar, maltratar, sin argumentos, solo con propaganda de guerra sucia, diseñada para sembrar mentiras, desinformar y manipular mentes.
Pero el pueblo, en su gran mayoría, no se dejará joder, porque sabe que quienes pretenden que el país siga en guerra no irán a ella a poner el pecho.
Los que buscan que se perpetúe la confrontación no enviarán a sus hijos o a sus nietos al combate.
Los gamonales, empresarios y politiqueros del uribismo que se oponen a la paz quieren que el pecho lo ponga el pueblo, como siempre.
Pero se quedarán con los crespos hechos, porque la opción por el sí el 2 de octubre crece, y el proceso no tiene vuelta atrás.
Cali, sábado 3 de septiembre de 2016
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