José Luis Colegial |
Por: Luz Marina López Espinosa
Hay personas e instituciones cuya existencia está identificada con ciertas señales que con el pasar de los años se constituyen en signos de su presencia en el mundo. Aquellas con las que algún día esas personas físicas o morales serán reconocidas. La memoria de la vida podríamos decir, sin que aclaro, la señal que aquí rescatamos sea la que dimensiona para la historia toda la valía de la obra a la que ella remite.
Esa obra es el Semanario Voz, órgano del Partido Comunista Colombiano. Y ese signo de identificación que como un ícono ya marca su presencia en la calle, la huelga y el plantón, es una figura silenciosa y discreta, como si temiera que su estar ahí quitara protagonismo a la causa de la que es apóstol. Cubriendo su magra figura con el periódico a la manera de un escudo, José Luis Colegial, más que cualquier medio publicitario que promocionara su existencia, es el más eficiente pregonero de Voz en la marcha y en el mitin.
Como en el bello poema de León Felipe, nuestra heredad tiene guardián, y éste la cuida, interpela y claro, la hace valer. Porque en José Luis Colegial, el Semanario Voz es adarga que le cubre el corazón, pero también lanza que fustiga en nombre de los oprimidos. Mientras existan militantes como él, modesto en sus pretensiones en contraste con lo alto de sus aportes, firme siempre en la tarea que le corresponda y hermético a la hora de reivindicar méritos y reclamar reconocimientos, el Partido y su vocero tendrán garantía de larga y fructuosa pervivencia. Y que así sea!
Bogotá, 27 de agosto de 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario