miércoles, 17 de agosto de 2016

Paso a paso Arauca construye la paz

Ferney Tique Vargas


Durante el viernes 12 y sábado 13 de agosto las delegaciones de paz del Gobierno Nacional y las FARC, en cabeza del delegado del Alto Comisionado para la paz Gerson Arias y los representantes de las Farc: los comandantes Rubín Morro, gloria y Sandra, y los garantes del proceso Naciones Unidas, el CICR, Frente amplio por la paz, entre otros, realizaron visita técnica y de reconocimiento a las veredas Filipinas-Tame y Bocas Ele Arauca, para establecer si cumplen los requisitos como zonas de ubicación para las estructuras de las FARC que hacen presencia en Arauca y Casanare de cara al proceso de dejación de armas e incorporación a la vida democrática del país.



Las respectivas delegaciones explicaron a los campesinos e indígenas los objetivos, alcances y funcionamiento de las zonas veredales de transición y normalización, haciendo énfasis en la vigencia plena de los derechos sociales, políticos, económicos, culturales y religiosos de los habitantes de la región en la garantía que no serán vulnerados.


Los habitantes se mostraron optimistas, comprometidos y dispuestos a trabajar por la conquista de una paz con justicia social estable y duradera, que signifique salir del atraso y abandono en que los ha tenido el estado durante largos años; pues son más de 10.000 las hectáreas de tierra sin legalizar a sus verdaderos dueños -los campesinos e indígenas- en esta región, el abandono total en vías y demás servicios básicos como: salud, educación, electrificación, vivienda, agua potable y ni qué decir de la falta de estímulo a la economía campesina etc.


El gobernador Ricardo Alvarado y alcalde de Arauquita Renson Martínez, manifestaron su disposición de acompañar y trabajar para que La Paz llegue acompañada de inversión social que resuelva en buena parte el alto índice de necesidades básicas insatisfechas de sus pobladores; así como clarificar la situación limítrofe entre los municipios de Arauca, Tame y Arauquita.


En los campesinos y campesinas e indígenas se respira tranquilidad y optimismo en la esperanza de que La Paz les permita transformar sus territorios para vivir en condiciones de dignidad.


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