Asociación Francia-Cuba
Paris, noviembre de 2016
Barack Obama,
Presidente de Estados-Unidos de América.
Señor Presidente,
Han pasado ocho años desde que usted fue electo Presidente de Estados Unidos.
Su elección, entonces, produjo una inmensa esperanza en el mundo, la esperanza de un futuro más justo y más respetuoso del Hombre y del Planeta. Una esperanza que se concretó, poco tiempo después, al concedérsele el Premio Nobel de la Paz, atribuido por sus actos futuros. Algo que jamás se había visto.
Ahora, su mandato de Presidente se está terminando.
Sin duda alguna usted no ha podido hacer cuanto hubiera querido para justificar ese Premio Nobel. Un presidente no siempre tiene las manos tan libres como lo desearía.
La Historia recordará que el Presidente de Cuba, Raúl Castro, y usted volvieron a establecer relaciones diplomáticas entre ambos países. Dirá la Historia también, que usted fue el primer presidente norteamericano en funciones que visitó esa isla en los últimos 80 años, una isla que su país ha tratado de poner de rodillas durante más de medio siglo, mediante un bloqueo económico indigno de una gran potencia. Un bloqueo condenado hace unos pocos días por casi todas las naciones miembros de la ONU.
Recordará también que usted tuvo el valor de liberar a cinco cubanos, detenidos en prisiones de Estados Unidos por haber protegido su patria, arriesgando la vida al infiltrar grupos terroristas basados casi todos en la Florida, en el mismo territorio del país que se proclama portavoz de la democracia y primer defensor de los Derechos Humanos.
Sin embargo, en una cárcel de Texas, en Fort Worth, queda una mujer detenida desde hace 16 años por haber actuado obedeciendo a su conciencia y protegido a Cuba. Esta mujer se llama Ana Belén Montes. Gracias a ella, seguro se evitaron atentados contra la isla vecina, atentados que hubiesen dejado una mancha indeleble en el honor de los Estados Unidos. Gracias a ella, seguramente se salvaron numerosas vidas. Como usted, Ana Belén Montes deseaba ver la emergencia de una relación sin hostilidad entre Estados Unidos, siendo ella ciudadana estadounidense, y Cuba. Como usted, ella quería que ambos países pudieran establecer relaciones “impregnadas de un espíritu de tolerancia, de respeto mutuo y de comprensión”. Esas mismas posiciones, que le valieron a usted un premio Nobel de la Paz, le valieron a ella 25 años de cárcel...
Hoy, ella enfrenta un nuevo combate, un combate contra el cáncer. Una enfermedad aún más terrible y dura cuando uno está en la cárcel, lejos de sus familiares, entre mujeres que padecen trastornos psíquicos.
Señor Presidente, usted hizo un acto de justicia y de humanidad liberando a los cinco Cubanos de Miami, el 17 de diciembre de 2014. Es en nombre de esa misma justicia y de esa misma humanidad que ahora le pedimos que libere a Ana Belén Montes.
Sin esperar que el nuevo presidente tome o no esta decisión.
Usted puede hacerlo.
Queremos creer que usted lo va a hacer.
Asociación Francia-Cuba
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Monsieur le Président Obama
The White House
1600 Pennsylvania Avenue N.W.
Washington DC 20500
Monsieur le Président,
Je vous écris à nouveau au sujet d’Ana Belén Montés, ex agent de la DIA.
Elle est enfermée dans la prison de Carswell au Texas depuis maintenant plus de 15 ans, enregistrée sous le numéro 25037-016.
Son tort est d’avoir été en avance sur l’Histoire des relations entre les Etats-Unis et Cuba.
Elle paie très cher d’avoir contribué à ce que votre pays ne s’implique pas dans un conflit contre Cuba, à ce que soient déjoués des plans d’agression de votre pays à l’encontre de Cuba.
Aujourd’hui cette femme courageuse est malade. Elle a un cancer probablement agressif puisqu’elle va subir l’ablation d’un sein et un traitement par chimiothérapie.
Je ne mets pas en cause la qualité des soins dispensés dans la prison de Carswell qui est aussi un hôpital. Mais vous le savez, Monsieur le Président, une chimiothérapie est très difficile à supporter déjà dans une ambiance sereine entourée d’êtres chers, alors dans un milieu agressif comme l’est celui d’une prison de haute sécurité, loin des siens, c’est une condamnation à mort.
Monsieur le Président, vous êtes en fin de mandat. Je n’imagine ni Hillary Clinton, ni Donald Trump, puisqu’en toute vraisemblance l’un d’eux vous succèdera, capables de suffisament d’humanité pour faire un geste en faveur d’Ana Belén Montés.
Vous avez déclaré il y a quelques mois qu’il n’était pas question pour vous de contribuer à sa libération. Aujourd’hui avec sa maladie les conditions ont changé.
Je vous demande, Monsieur le président un beau geste, celui de permettre à Ana Belén Montés de recevoir les soins nécessaires dans un climat propice à sa guérison.
Recevez, Monsieur le Président, l’expression de mes sentiments humanistes les plus sincères.
Jacqueline Roussie
Quartier Castet
64360 Monein
France
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