miércoles, 2 de noviembre de 2016

“La solidaridad es la ternura de los pueblos”

Oscar H. Avellaneda


El Gobierno Boliviano y las organizaciones sociales recordarán este 3 de noviembre los 50 años de la llegada de Ernesto Che Guevara a este país para organizar la guerrilla de Ñancahuazú, informó Alfredo Rada, viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales.



El acto se efectuará en horas de la noche en la sede la Vicepresidencia y contará con la participación del jefe de Estado, Evo Morales.


Ernesto Guevara llegó a Bolivia en noviembre de 1966 para iniciar la lucha por la liberación, junto a un grupo de revolucionarios.
Durante 11 meses participaron en 22 acciones y enfrentaron situaciones tan hostiles como el mal tiempo, la falta de agua y de alimentos.


El 8 de octubre de 1967 el Che resultó herido, capturado en la Quebrada del Yuro y trasladado a la escuelita de La Higuera, fue asesinado al día siguiente por órdenes de la Agencia Central de Inteligencia Norteamericana (CIA).


Como parte de los actos de recordación del líder guerrillero, en octubre último quedó inaugurado en Vallegrande un centro cultural que lleva su nombre y cuenta con teatros, salones de exposiciones, biblioteca y museo para difundir su vida y obra.


Los homenajes se extenderán hasta 2017 cuando tendrá lugar una cumbre internacional organizada por el gobierno y los movimientos sociales en ocasión del medio siglo de su muerte.


Luego de la derrota de la dictadura de Batista, que era apoyada por el Gobierno de EE.UU., El Che llegó a ocupar altos puestos de dirección en la gestión del Estado Revolucionario y no regateó un solo minuto de su tiempo a las importantísimas tareas que le fueron confiadas.


En el momento en que dejó de aparecer públicamente, en Occidente se empezó a especular, a conjeturar y a inventar mentiras y patrañas acerca de qué habría pasado con el Che. Nada de lo que entonces se dijo por parte de la prensa al servicio del Imperio resultó cierto.


Ernesto Guevara de la Serna había tomado la decisión de partir a otras tierras del mundo y dar su contribución solidaria e internacionalista a favor de la emancipación e independencia de los pueblos, primero en África y luego en Bolivia.


Allí, en medio de enormes dificultades, obstáculos e incomprensiones, logra organizar y dirigir una fuerza guerrillera de cuya historia, hazañas y difíciles pruebas queda el testimonio minucioso registrado en su Diario.


En cada una de sus páginas puede encontrarse la tenacidad y empeño con que los hombres del Che fueron cumpliendo las tareas asignadas, los avances y reveses recibidos y, por sobre todo, esa convicción de vencer, enfrentar y superar las más difíciles y duras pruebas.


Al Che le duele como al que más cada golpe y revés de que se entera y a los que él, también, tiene que enfrentar y tratar de salir adelante como muchas veces lo logró, gracias a su capacidad, experiencia, audacia, iniciativa y tenacidad.
Sus verdugos segaron la vida de uno de los más probados, firmes y decididos combatientes revolucionarios, y antiimperialistas de nuestro tiempo, pero aquel 9 de octubre de 1967 el Che no moría, renacía para estar en todas partes y vivir para siempre y por siempre en el corazón y la mente de los Pueblos.


La carta que dio a conocer Fidel hace cincuenta años es uno de los testimonios más valiosos de su pensamiento. En ella quedó consignada su vocación de combatiente revolucionario e internacionalista, allí con inigualable camaradería y sinceridad de un probado combatiente, le expresa a su Comandante en Jefe lo que piensa de él, su alta estimación y admiración, lo que significa haber sido adoptado por ese su tan querido y admirado pueblo, lo que de él se lleva y lo que deja:


 “Fidel:

“Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos.


“Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria.


“Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la revolución cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo, que ya es mío.


“Hago formal renuncia de mis cargos en la dirección del partido, de mi puesto de ministro, de mi grado de comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.


“Haciendo un recuento de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario. Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades de conductor y de revolucionario.

“He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la crisis del Caribe. Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios.


“Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos.


“Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor; aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos… y dejo un pueblo que me admitió como su hijo: eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes: luchar contra el imperialismo dondequiera que esté; esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.


“Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento, será para este pueblo y especialmente para ti.


“Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo y que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra revolución y lo sigo estando.


“Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena; me alegro que así sea. Que no pido nada para ellos, pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse.


“Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas.


“Hasta la victoria siempre, ¡Patria o Muerte!


“Te abraza con todo fervor revolucionario

Che
________________________________________
Por Oscar H. Avellaneda


Miembro del Movimiento Colombiano de Solidaridad con Cuba

Fuentes :





No hay comentarios:

Publicar un comentario