miércoles, 30 de marzo de 2022

Francia, la mayora

 


Por Puno Ardila

Ha habido revuelo mediático por lo que dijo Francia Márquez hace unos días, y hasta en los medios de comunicación “serios” se menciona el supuesto error de la candidata. Para salir de la duda, de si hubo o no hubo error, o errores, consultamos con El Sapo Inquisidor.



Cita. «… Una filosofía heredada de nuestros mayores y mayoras que fueron esclavizados, pero que siempre apostaron a la construcción colectiva, a vernos como sociedad en colectivo, a vernos como familia extensa, es esa puesta de vida que hoy los nadies y las nadies, afrocolombianos, indígenas, palenqueros, juventudes…».

El Sapo Inquisidor. El error existe, por supuesto, pero no es precisamente por lo que citan tantas personas, con sorna, y especialmente con tinte político. El disparate (que también es por ser “políticamente correctos”) es por el “lenguaje incluyente”, en cuyo uso se meten los políticos para tratar de no perder ni un voto. Lamentablemente, de paso, destrozan el idioma.

Aunque el sustantivo ‘mayora’ está aprobado por la Real Academia Española, este se refiere a «la mujer del mayor». El uso de Francia Márquez no apunta a ello, sino a la mujer cuya sabiduría la ubica en el mismo nivel del mayor (no del ejército); pero esto no lo sabe la Academia, como sí sabe que existen ‘cantaor’ y ‘bailaor’ (que no ‘cantante’ ni ‘bailarín’), y como sabe también que en Colombia existe el sustantivo ‘acordeonero’ para referirse a quien toca el acordeón; pero no sabe que tenemos “tiplista”, quien interpreta el tiple, porque no sabe describir siquiera cómo es un tiple colombiano (y me perdonan el pleonasmo).

No por el hecho de usar palabras como “tiplista”, por ejemplo, tenemos que ser motivo de burla; se trata de expresiones regionales que usamos para reconocernos; y eso hizo Francia Márquez cuando usó “mayora”.

En los idiomas, el uso manda (aunque mande mal). Así, por ejemplo, por cuenta del uso, la Academia registra, y termina aceptando, términos como ‘versus’, cuyo significado de origen es ‘hacia’, pero terminó convertido en ‘contra’ por el (mal) uso, pero así lo entienden los hablantes. Con el “género gramatical femenino”, por confundirse con el “sexo femenino”, hace que aparezcan curiosidades, como lideresa, capitana, actora, marchanta, tigra, poetisa (que las mujeres no usan), presidenta, jefa, jueza y concejala.

Cuando se habla de ‘todos’, aunque haya diferentes géneros, se usa género ‘masculino’ (es género gramatical, que no significa ‘hombre’). ‘Todos’ significa que ‘nadie’ queda por fuera; no es necesario (ni correcto) decir “los nadies y las nadies”, ni “todos y todas”, ni mucho menos “todes”. La candidata habló con “lenguaje incluyente”, como tanta gente hace hoy, de manera incorrecta, por supuesto.

Su “falta” tal vez hubiese pasado desapercibida —emulando a una “periodista”— si Francia Márquez fuera muy maja y muy mona. Pero su falta, su verdadera falta para nuestra equivocada sociedad es ser pobre, líder de las bases, de origen humilde y, para completar, negra. Es decir, su falta es no ser monedita de oro.

Mensæ tegumentum primus

De haber seguido la línea del “lenguaje incluyente”, para que el mensaje hubiese sido coherente con la “política de género” (y gramaticalmente incorrecto, por supuesto), sería de la siguiente manera:

«… Una filosofía heredada de nuestros mayores y nuestras mayoras que fueron esclavizados y esclavizadas, respectivamente, pero que siempre apostaron a la construcción colectiva, a vernos como sociedad en colectivo, a vernos como familia extensa, es esa puesta de vida que hoy los nadies y las nadies, los afrocolombianos y las afrocolombianas, los y las indígenas, los palenqueros y las palenqueras…».

Mensæ tegumentum secundus

(Definitivamente, la política da para todo).

En una charla muy cordial con algunos amigos, cuando nos referimos al tema, alguien se refirió a la polarización, a los extremos y a que es mejor no hablar de política para evitar choques. Uno de ellos protestó:

—Esto no es político, es físico humor. Si no producen risas estas burradas, ¿entonces qué?

Y otro replicó (sin explicación posterior):

—En realidad, no son notas de humor. Al dar respuesta apoyando al otro lado del espectro político, quienes son de este primero se molestan e increpan argumentando lógica histórica y retórica pragmática desde su propia óptica; al final, los ánimos se caldean y el momento político es delicado. No arriesguemos la amistad por temas de política o religión. Hay muchísimos más temas para reír. Yo no soy afín a las ideas de algún candidato, pero tampoco invado la privacidad o la amistad con los muchísimos videos e imágenes políticas que tengo de crítica argumentativa a lo que considero una nefasta posibilidad de horizonte político, socioeconómico y vivencial para el Estado y sus individuos, porque prefiero la amistad sin tintes a la discrepancia vehemente que acaba en real molestia y apasionamientos, muy lejanos al afecto que nos une.

Fuente: El Unicornio

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