Por:Alberto Acevedo
Las ventajas militares y financieras representan un grado de mayor dependencia militar a los Estados Unidos. En el marco de la lucha antiterrorista, por ejemplo, el nuevo estatus le impone a Colombia almacenar elementos militares de ese país, que ponen en riesgo al país en caso de un conflicto mundial
El anuncio del presidente Biden a su homólogo colombiano Iván Duque, durante una conversación bilateral en la Casa Blanca, de que Colombia fue ‘beneficiado’ del estatus de aliado no miembro de la OTAN, como fue divulgado por la prensa local, es ante todo un indicativo de que la Alianza Atlántica va a fortalecerse en América Latina, con los inminentes riesgos de que la región sea arrastrada a los conflictos bélicos que este organismo político militar viene desatando en diferentes regiones del planeta.
Desde su fundación en 1949, la OTAN se ha ampliado en seis ocasiones y pasó de 12 a 36 miembros. Actualmente son 17 los países que poseen el estatus de aliado No-OTAN, entre quienes se cuenta Israel, que desarrolla una política genocida de exterminio contra el pueblo palestino. En el mundo hay instaladas, además alrededor de 80 bases militares USA-OTAN, fuera de otras encubiertas. Colombia ya tiene ocho bases militares norteamericanas, según denuncia hecha por varios organismos de derechos humanos.
No solo las declaraciones de Biden dan cuenta del nivel de compromiso de la administración Duque con los planes de escalamiento militar de la OTAN. Minutos más tarde de su visita al Despacho Oval del presidente norteamericano, Duque se reunió con los senadores Bob Menéndez y Tim Kaine, quienes se refirieron a la necesidad de fortalecer las relaciones Colombia Estados Unidos y de “expandir la cooperación para hacer frente al régimen de Maduro en Venezuela”.
Equipamiento para la guerra
Es claro que Colombia hoy hace parte del dispositivo militar norteamericano, y la inclusión de Colombia, primero como socio global, y ahora como socio mayor extra OTAN, da cuenta de la importancia de Colombia en la estrategia de dominación de la Casa Blanca en la región.
Para el analista Fernando Rivero, Colombia viene asumiendo desde 2016 la Doctrina Damasco, una especie de reconvención de las Fuerzas Armadas para adecuarlas a la doctrina militar de la Alianza Atlántica, que incluye un fuerte equipamiento para la guerra.
“Esto quiere decir que Colombia se prepara para una guerra regular, y su hipótesis de conflicto, según lo establecen sus documentos doctrinarios, es con Venezuela. El país viene adquiriendo aviones caza de última generación, unidades de vehículos blindados y carros de combate para adelantar una estrategia de equipamiento militar que tiene por objetivo el desarrollo de una guerra regular”, precisa Rivero.
Interés geopolítico
El ingreso de Colombia como socio global en 2013, convierte al país en caballo de Troya de la OTAN, que se atribuye el derecho a intervenir en cualquier parte del mundo. Para la OTAN asimilar a Colombia a sus intereses es un paso significativo en el objetivo de controlar militarmente la región.
Desde el punto de vista geopolítico es la puerta de entrada de Estados Unidos, bajo la mampara de la OTAN, para desestabilizar a Venezuela, pero también para disciplinar a los movimientos populares y cercenar cualquier avance democrático en esta dirección.
Sobre este último aspecto, llama la atención que, en dos momentos, la administración norteamericana expresó interés y preocupación por el curso de las elecciones en Colombia, particularmente por el avance del candidato Gustavo Petro. La primera vez fue durante la visita a Bogotá de la subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos de Estados Unidos, Victoria Nuland. Y la segunda ocasión fue durante la vista de Duque a la Casa Blanca. El tema de Petro estuvo en la agenda de los dos gobernantes.
Seguridad nacional
En opinión de funcionarios del Pentágono y de la Dirección Nacional de Inteligencia, que acompañaron a Nuland en su visita a Bogotá, un triunfo de Petro pondría en riesgo el apoyo recibido por gobiernos derechistas a las políticas y planes de Washington en América Latina.
A la salida de la Casa Blanca, Duque dijo a los medios de comunicación que lo abordaron, que su país compartirá con el gobierno de Estados Unidos información de seguridad nacional “donde se pueda identificar cualquier influencia o intento de influencia extranjera en el proceso electoral”.
El estatuto de aliado no OTAN no contempla una cláusula de defensa mutua, como sí cobija a los países miembros plenos. Pero las ventajas militares y financieras sí representan un grado mayor de cercanía en las relaciones bilaterales y de dependencia militar. En el marco de la lucha antiterrorista, por ejemplo, el nuevo estatus da a Colombia potestad para almacenar elementos militares de Estados Unidos, que son parte de sus reservas de guerra. En este caso ya no tendría Columbia ocho bases militares gringas, sino que el país entero sería una enorme plataforma militar al servicio de la guerra.
En este sentido, el senador Iván Cepeda envió una carta al presidente Duque en la que le pide aclarar si “se tiene previsto almacenar en territorio colombiano armas nucleares y biológicas” de los Estados Unidos. Pertinente la aclaración. La experiencia de los laboratorios biológicos secretos de Estados Unidos en Ucrania está fresca y llama a prender las alarmas en el mundo.
Fuente: Semanario Voz
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