Los Comunistas colombianos hacemos publica nuestra preocupación por el agravamiento del actual conflicto que involucra a Rusia, Ucrania y los Estados Unidos-OTAN, que trasciende el ámbito regional y en realidad oculta una guerra de rapiña en el mundo, por los intereses entre imperios, potencias y poderosos conglomerados económicos.
Tres décadas atrás, con la disolución de la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia, el equilibrio de fuerzas desapareció y Estados Unidos sintió que era el dueño del mundo, mantuvo la OTAN para simbolizar su predominio militar en la lucha contra nuevos enemigos, encarnados en “el terrorismo internacional” y asumió el papel de potencia hegemónica que impuso el capitalismo en su forma más extrema. Rusia transitó hacia un capitalismo de Estado, rehúso convertirse en peón de los EEUU, y tomo el camino de un mundo multipolar en sociedad con China y la India, una sociedad de potencias emergentes para enfrentar la hegemonía norteamericana. Rusia no es un país socialista pero el acorralamiento desde occidente, el concepto de defensa de su inmenso territorio, de sus riquezas codiciadas por el capital transnacional y de su derecho a vivir en paz se expresan en las posiciones antimperialistas de su gobierno y sus esfuerzos por el diálogo, las vías diplomáticas y el respeto de los acuerdos.
El desmembramiento de la Unión Soviética y el fin de la guerra fría no impidió que a comienzos de la década de los 90, Estados Unidos con el apoyo de Alemania y usando la OTAN, bombardearan Yugoslavia y la fraccionaran en siete republicas, a lo que llamaron una “intervención humanitaria”; más tarde invadieron y bombardearon Irán, Afganistán, Libia, Siria, Yemen, Armenia, Etc., con ayuda de la Unión Europea, dejando un millón de civiles asesinados, todo lo cual fue presentado como “daños colaterales”.
En 2014 Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN intervinieron en favor del golpe de Estado contra el gobierno de Ucrania y desde entonces instauraron allí un Estado vasallo, gansteril, repleto de armas y facciones admiradoras de Hitler; régimen que es el único responsable de la guerra civil que desde entonces ha cobrado la vida de 14 mil ucranianos y la persecución contra las organizaciones comunistas y obreras; desde 2021 Rusia venía pidiendo que la comunidad internacional actuara para detener el exterminio ciudadano a manos de las bandas nazifascistas y del régimen ídem, propiciado por las auto proclamadas “democracias” occidentales.
Los acuerdos de Minsk de 2014 y 2015 preveían la autonomía de Lugansk y Donetsk, que se constituyeron como repúblicas independientes después de soportar años de agresión con miles de muertes, pero el régimen ucraniano se negó repetidamente a cumplirlos.
El concepto estratégico de la OTAN, dominado por los intereses del gran capital transnacional y el gobierno de los Estados Unidos, es agresivo, está direccionado contra Rusia y sus acuerdos económicos, de infraestructura y defensa con la República Popular China, Vietnam, Irán e India. La ASEAN y ahora el AUKUS (nuevo acuerdo militar de Australia, EEUU y Gran Bretaña) buscan cerrar el cerco de bases yanquis frente a Rusia, Oriente medio y el mundo euroasiático. El intervencionismo militar va de la mano con las sanciones económicas como un castigo del imperialismo a los pueblos y los Estados independientes.
EEUU toma la decisión de acercar su arsenal militar a las fronteras de Rusia a través de la OTAN, violenta la neutralidad de Ucrania sirviéndose del régimen nazifascista para arrimar a los límites la amenaza del uso de sus misiles nucleares. Unión europea actúa como cómplice al propiciar el despliegue de la OTAN. A lo largo de estos años ha sido incapaz de construir una base fuerte para la seguridad europea, que obviamente tendría que incluir a Rusia, para honrar la memoria de cerca de veintisiete millones de muertos, el precio que pagó la Unión Soviética para liberarse y liberar a Europa del yugo nazi. La histeria anti rusa es parte del estado de guerra que necesita el imperialismo para intentar remontar su decadencia económica, política y moral mediante el chantaje guerrerista nuclear.
El Partido Comunista Colombiano comparte la exigencia de disolver la OTAN y evitar nuevos bloques militares, en un mundo sometido de nuevo a la amenaza del holocausto. Luchamos por un mundo multipolar regido por reglas de convivencia pacífica, cooperación y equidad entre Estados y grupos regionales. Reclamamos prohibir las invasiones a otros países, los bloqueos económicos contra Estados y pueblos. Exigimos la libertad de los jóvenes comunistas presos por el régimen títere de Ucrania. El Estado colombiano debe separarse definitivamente de la OTAN y renunciar a la ridícula falsa-verdad de que estamos bajo la amenaza de Rusia y Venezuela.
Si a la eliminación de las armas atómicas.
Sí a los medios pacíficos y diplomáticos para resolver conflictos internacionales. Sí a la búsqueda de un destino común para la humanidad.
Comité Central
Partido Comunista Colombiano
Bogotá, DC, marzo de 2022
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