El prestigio internacional de Cuba en materia de Derechos Humanos fue reconocido este viernes nuevamente al ser elegida, con 160 votos (el país más votado de la región), en la Asamblea General de Naciones Unidas, como Estado miembro del Consejo de los Derechos Humanos (CODEHU) para el período 2017-2019.
El Consejo fue creado por la Asamblea General de Naciones Unidas el 15 de marzo de 2006, con el objetivo principal de considerar las situaciones de violaciones de los Derechos Humanos y hacer recomendaciones al respecto, recordó el sitio web del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.
Con la actual elección de Cuba al CODEHU, los países miembros de la ONU reunidos este viernes en el plenario de la Asamblea General, ratificaron la extraordinaria labor del país antillano en la protección y promoción de los Derechos Humanos para todos los cubanos y en beneficio también de otros pueblos del mundo.
Cuba es miembro fundador del Consejo de Derechos Humanos, el cual integró en dos períodos consecutivos hasta diciembre de 2012. En 2013 fue reelecta para formar parte de la membrecía de ese órgano por un nuevo período de 3 años (2014 a 2016), siendo el país más votado de nuestra región.
Aquella elección, en medio de presiones ejercidas entonces por Estados Unidos para impedirlo, puso en mayor evidencia el prestigio alcanzado por Cuba en esta materia.
Actualmente el país trabaja seriamente en la implementación de las recomendaciones aceptadas durante su segundo Examen Periódico Universal en el Consejo de Derechos Humanos, al tiempo que se prepara para su tercer informe ante dicho mecanismo.
La Isla compitió junto a Brasil y Guatemala por dos escaños de América Latina y el Caribe en la entidad de la ONU, que en 2006 sustituyó a la cuestionada Comisión de Derechos Humanos, por sus manipulaciones y críticas selectivas contra naciones en desarrollo, y a la cual la mayor de las Antillas fustigó recurrentemente por ese papel, apuntó PL.
Según fuentes diplomáticas, el país caribeño contaba con muchas posibilidades de lograr la reelección para el período 2017-2019, a partir de su ejecutoria en materia de derechos humanos, tanto a nivel doméstico como internacional.
Cuba participó de forma muy activa en las negociaciones que llevaron al nacimiento del Consejo hace una década, con propuestas dirigidas a garantizar su existencia como un foro para el diálogo y la cooperación en el sector, alejado de los dobles raseros.
Asimismo, es parte de la mayoría de los instrumentos internacionales en la materia y defiende la solidaridad mundial como vía para impulsar la inclusión de los más vulnerables.
En su candidatura al Consejo, la isla manifestó su compromiso de seguir trabajando a favor del objetivo de lograr que todas las personas en el planeta disfruten de los derechos humanos, sobre la base del respeto a la Carta de la ONU.
La mayor de las Antillas ingresó al órgano de 47 países en 2006 hasta 2009, cuando fue reelecta por otro período de tres años.
A partir del límite de dos mandatos consecutivos, retornó al Consejo de Derechos Humanos para la etapa 2014-2016.
Además de Cuba, Brasil y Guatemala, que compiten por América Latina y el Caribe, aspiran a entrar o seguir en la entidad con sede en Ginebra: Egipto, Ruanda, Sudáfrica y Túnez por África; Arabia Saudita, China, Iraq y Japón en representación de Asia; Estados Unidos y Reino Unido por Europa Occidental y otros Estados; y Croacia, Hungría y Rusia por Europa Oriental.
Solo en las regiones de América Latina y Europa Oriental quedará fuera del Consejo un candidato, porque en el resto coinciden la cifra de pretendientes y la de escaños a ocupar.
En las últimas semanas, Occidente ha realizado una campaña -con organizaciones no gubernamentales y medios de prensa como punta de lanza- para acusar a Rusia, China y Cuba, entre otros países, de no cumplir con todas las expectativas en materia de derechos humanos.
Tales posiciones llevan a algunos gobiernos, sobre todo los empeñados en construir su propio modelo de desarrollo, a insistir en que el Consejo no debe regresar a las prácticas de manipulación y selectividad que llevaron al descrédito de la extinta Comisión.
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