domingo, 30 de octubre de 2016

Una revuelta… hedionda. Pa’ joderse en los más jodidos

Alfredo Valdivieso

Les contaba que en 1978 la izquierda perdió su presencia, y por ende el control moral y político en el Concejo de Bucaramanga (4 de 15), pero también en los otros tres municipios de esa conurbación, que todavía no era Área Metropolitana de Bucaramanga, como ente burocrático. Y el control se perdió no por culpa de “errores” o sectarismos de Campos, o Gildardo, o Toledo, sino por la inexorable represión y criminalización de las opciones alternativas, de los movimientos de oposición radical, como la UNO –con sus variantes, en Santander, el Partido Comunista y el Moir– y la Anapo-Socialista.




Desde esa época (siguiendo la costumbre de entre 1945 a 1957; pero de antes, desde diciembre de 1854) la burguesía, atada al yugo pro-imperial, tenía como mira “acabar a esos insurrectos”. Y entre 1972, año de aparición de la UNO, a 1980, año de su desaparición, nos asesinaron 37 concejales comunistas –militantes del PCC– de Yacopí a Gamarra; y a cinco concejales moirosos (a los que no mataron las FARC: no sea contumelioso, Gildardo. Las FARC solo ‘ajusticiaron’  a Rolón, que no era concejal, por sicofante, por eso ahí no entra). Y eso repercutió en que muchos comunistas: ‘Ernesto Suárez’, ‘Pastor Alape’, ‘Adán Izquierdo’, ‘Ernesto Rojo’ ‘J.J.’, Caballero… y cien más, debieran abandonar la “lucha legal” (que no era tanto) y abrazar la lucha armada, para defender su derecho a decir, y su derecho a existir: el primer derecho humano (aunque Mosquera, contradiciendo a Stalin, dijera que el primer derecho humano es la ‘soberanía’).



Pa’ volver al cuento, liquidada la oposición de izquierda, la CDMB logró que en 1979 el Concejo de Bucaramanga y los de Floridablanca, Girón y Piedecuesta le entregaran “en comodato”, por treinta años, que vencieron en 2009, el manejo de sus alcantarillados, para fortalecer las finanzas de la Corporación para un mejor manejo de la erosión. Y antes de terminar la ‘gestión comoditicia’, por orden del Consejo de Estado, “la autoridad ambiental no podía manejar un contaminante como el alcantarillado y por eso se debía separar la función”. ¡Ja! Papita pal’ loro. Banco de sangre pa’ Drácula. Ahí, mediante un ‘acto de astucia’ crearon la Empas. En ella, en su junta directiva, no participa ningún alcalde del área, ni sus concejos. Es un órgano de bolsillo de unos aviones


Y ahora con el alza, van a engordar mucho más sus bolsillos –o faltriqueras– que denominaban los medioevales.


Se salvó Piedecuesta, que logró recuperar sus redes de acueducto y alcantarillado, y sobre esa base crear la Piedecuestana de Servicios (a la que hay que defender como la niña de los ojos) sobre la que están puestas las miras de halcones con la pretensión de crear el Distrito Metropolitano (de ello hablaremos en otra oportunidad).


Por eso la consigna, antes que otra, es que Bucaramanga, Floridablanca y Girón exijan la devolución de su patrimonio (hecho a pulso de comunidad) que en alcantarillado se acerca, a precios de hoy, a casi cinco billones de pesos. Y es de la comunidad. Si lo sabré, que en el Manuela pusimos trabajo, plata pa’ los tubos, pal’ pago del recibo del alcantarillado y hasta para el ‘emisario final’ de la Quebrada de la Iglesia.



Ese es el lío, y por tanto, si no peleamos pa’ tumbar el aumento y pa’ recuperar el alcantarillado pa’ nuestros municipios y no para los bolsillos equivocados encabezados por Fredy Anaya, nos jodemos… Volveremos sobre el cuento, cuando ese (Anaya) diga que estoy hablando equivocadamente. O si calla, otorgará.




Fredy Anaya.-Foto: Archivo/vanguardia liberal

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