Halloween es una fiesta de la cultura anglosajona, sus orígenes se remontan a los celtas, antiguos habitantes de Irlanda, hace más de 2.500 años, cuando el año celta terminaba correspondiendo con el día 31 de octubre de nuestro calendario, era el Samhain (palabra que deriva del irlandés antiguo que significa Fin del Verano).
El Samhain considerado el “año nuevo celta” también era un momento para hacer balance de los suministros de alimentos y el ganado para prepararse para el invierno.
El ganado era llevado de los prados a los establos. Ese último día, los primitivos celtas suponían que los espíritus ( ó fantasmas?) podían salir de los cementerios y apoderarse de los cuerpos de los vivos para resucitar, pedirles alimentos y les podrían hacían víctimas de conjuros si no accedían a sus peticiones: me das algo o te hago una travesura, que es la traducción de “Trick or Treat” (Truco o Trato) y que se convirtió .para nosotros en “triqui triqui Hallowen”.
Para evitarlo, los poblados celtas ensuciaban las casas y las “decoraban” con huesos, calaveras y demás cosas desagradables, de forma que los muertos pasaran de largo asustados. De ahí viene la tradición de decorar con motivos siniestros las casas en la actual víspera de todos los santos y también los disfraces.
Se cree que el uso de trajes y máscaras se debe a la necesidad de ahuyentar a los espíritus malignos, precisamente su propósito era adoptar la apariencia de un espíritu maligno para evitar ser dañado.
La iglesia Romana decidió convertir la festividad al catolicismo. Se instituyó el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos, que en Inglaterra se denominó “All Hallows’ Day”, y la noche anterior se llamó “All Hallows’ Eve” que posteriormente derivó en “Halloween”.
Hoy en día, el Halloween es una de las fechas más importantes del calendario festivo estadounidense y canadiense. Los países latinoamericanos, sometidos al dominio cultural, político y económico norteamericano copiamos esta celebración hace unos 30 años, gracias al enorme despliegue comercial y la publicidad engendrada por el cine estadounidense.
Las imágenes de niños norteamericanos correteando por las calles disfrazados de duendes, fantasmas y demonios, pidiendo dulces y golosinas a los habitantes de unos oscuros y tranquilos barrios, han quedado grabadas en la mente de muchas personas.
Lo que empezó siendo un ritual para que las personas se pudieran proteger, inconscientemente sigue siendo el mismo? en la apariencia es una fiesta que ha cambiado el sentido que en un principio tuvo: defenderse de la vulnerabilidad humana frente a la muerte, y se ha convertido en una fiesta donde lo que importa es la “diversión”, es una manera de manejar nuestro miedo colectivo y de alguna forma negar lo evidente: la muerte es algo que nos acompaña y forma parte de la vida, así Halloween se ha transformado una actividad familiar ampliamente celebrada.
Está claro que la fiesta alude al miedo y al terror, animando a sus participantes –aunque sea en juego– a impregnar esa noche de imágenes donde el horror es protagonista, experimentado en diversas formas.
La directora de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Carmen Gutiérrez, asegura que es importante aprovechar esta fiesta como una oportunidad : “Abordar esta sensación desde sus orígenes en la psiquis del ser humano es el punto de partida para entender la importancia que tiene el miedo, no sólo a la hora de celebrar Halloween, sino como una trascendental emoción que permite nuestra supervivencia, ya que hace que los individuos reaccionemos de manera rápida y eficiente, poniéndonos en alerta para responder, atacando, defendiéndonos o huyendo de una situación temida”
Los niños fácilmente reaccionan con llanto ante cosas que les dan miedo, como los vampiros, las arañas, etc. mientras que los mayores intentamos desconectarnos de miedos ante las fantasías que se guardan en nuestro inconsciente, acerca de fantasmas, brujas, espíritus, etc., mediante la fiesta y la negación.
“Esta fiesta provee una oportunidad protegida para que los niños más pequeños perciban a personas disfrazadas representado algunos de sus temores o fantasías. Los padres pueden acompañar a sus hijos a participar de esta fiesta, señalándoles que son personas que están disfrazadas, que no hay riesgos asociados y que en caso de experimentar temor, no hay problema. Es importante que los adultos tengan presente que el miedo es una emoción natural, que tiene un sentido adaptativo y de supervivencia”, aclara la psicóloga.
Frente a situaciones de temor, es importante que los padres acompañen a los hijos en el proceso de afrontarlos. “Una de las características de este tiempo es el bombardeo de noticias e imágenes (por cine y Televisión) que proyectan un mundo caótico y amenazante, por lo que la mediación que pueden hacer los padres y adultos en general, explicándoles a los niños que ésas son ciertas situaciones que no representan la realidad completa, ayudan a que el niño desarrolle un sentimiento de confianza y seguridad que le permite afrontar futuros desafíos y miedos desde esa autoestima positiva”, indica.
De alguna manera, contactarnos con nuestro miedo supone también que las personas nos contactemos con nuestra vulnerabilidad y fragilidad. “Eso es lo que nos invita a cuidarnos y a ser conscientes de nosotros mismos. No nos olvidemos que el contacto con la propia vulnerabilidad permite la ternura, la empatía y la compasión, es decir, poder reconocernos en los otros, resonar con el dolor de otras personas, hacer lo posible por procurar el máximo bienestar del otro, lo que es, antes que nada, un acto amoroso que surge de la conciencia de nuestra fragilidad”, acota la docente.
Nuestros miedos adultos se pueden expresar también, con la equivocada modificación que algunos adultos hacen de los cuentos de hadas, cambiándoles sistemáticamente el final, el medio o la primera parte, así Hansel y Gretel no son abandonados, simplemente “se pierden” y el Lobo “no se come a Caperucita”.
Estas son las fantasías que esconden las pesadillas de nuestro inconsciente: el temor a ser abandonado, quedar desprotegido, ser abusado y por supuesto, el miedo a morir. Pero con Halloween “lo resolvemos” de alguna forma “me río de mis miedos y de la muerte”!
No olvidemos sin embargo, que hay quienes manipulan el miedo de otros para sus propios intereses, como señala “con la Oreja Roja” (http://conlaorejaroja.com/el-temor-no-deja-en-paz-a-uribe-y-uribe-no-deja-en-paz-a-colombia/):
“Al senador Uribe parece no importarle que la inmensa parte del pueblo colombiano y el mundo entero estén a favor del proceso de paz, incluso las víctimas de las Farc y las de la guerra en general. Califica de traidor a Santos por haberse apartado de su proyecto político de la llamada “seguridad democrática”, un proyecto que pretendía acabar con las guerrillas por la vía militar, reforzada con el poderoso Plan Colombia que le dejó su antecesor Andrés Pastrana y por el plan patriota desarrollado e implementado en su gobierno, los dos planes auspiciados por los EE.UU. Uribe quiso llevar -a partir de su llegada al poder- al manejo absoluto del estado colombiano por parte del sector ultraderechista, latifundista y mafioso de Colombia representado en él y en su círculo cercano.
“Desde que el proceso inició, Uribe dice defender al país del tenebroso “castrochavismo”, término acuñado por él para referirse -en una sola palabra- a los sistemas políticos y económicos de Cuba y Venezuela, sistemas liderados por los hermanos Castro Ruz y por Chávez en sus comienzos y Maduro como continuador. El “castrochavismo” según él, llegará a Colombia tras la firma del acuerdo final en La Habana de mano de las Farc y de “su aliado” Juan Manuel Santos.
“Para quienes conocemos lo básico de política y de sistemas económicos, sabemos que no puede haber una mayor mentira, ya que en primer lugar, en la mesa de negociaciones, jamás se ha puesto en la agenda el tema del cambio de sistema económico en Colombia y en segundo lugar, Santos como el fiel representante de la oligarquía colombiana que es y que lo ha reafirmado (no sólo ahora como gobernante sino desde sus inicios en la vida pública) , JAMÁS negociaría sus privilegios de clase y el de los suyos y menos en una mesa de conversaciones, eso sería impensable para cualquier persona con una mediana capacidad de discernimiento y conocimiento de la realidad política, económica e histórica nacional.
“Ese quimérico escenario sólo puede tener cabida en la mente manipuladora de Uribe, él, como el hábil político que es, sabe que eso no tiene ningún asidero racional, pero conoce la eficacia del discurso del miedo dirigido hacia una masa ignorante que aún le es fiel, lo usó para subirse a la presidencia y lo usa ahora por donde va, por donde viene, aquí, allá, en el país y en el extranjero, sabe lo útil que le es para lograr el respaldo popular que necesita para sabotear el proceso.
“El uribismo ha empleado el miedo y las mentiras como tácticas predilectas para atacar el proceso, y desde luego sabe capitalizar la ignorancia política de sus seguidores (cada día más diezmados), los cuales creen todo lo que de él sale, sin siquiera tener el interés de corroborarlo o de investigar sobre la historia y/o actualidad del conflicto armado para formarse su propia opinión.”
Por último debe mencionarse que aún hay grupos fanáticos religiosos, especialmente cristianos que se oponen al Halloween, que nos fuera importado de Norteamérica, asegurando:
“El hecho de que algo sea practicado por la mayoría o sea una tradición popular no significa que sea correcto o que Dios lo apruebe” y recomiendan:
“1.- Explique a sus hijos por qué no van a celebrar Halloween y no les permita salir a pedir dulces (…) no les permita creer que el día de brujas y del festival de Samhain es algo digno de celebrar.
2.- No deje que sus hijos vayan a la fiesta de Halloween de su escuela o pre escolar.
3.- No regale dulces a los niños”
Cómo se explica esta oposición? Consultado al respecto un Psiquiatra contestó: “se refiere a su negación consciente de diferenciar una verdad comprobable de una verdad de propaganda”.
La pregunta que debemos hacernos es : ¿cómo deberíamos educar a nuestros niños para enfrentar nuestros miedos ancestrales, y evitar que sean víctimas de la manipulación del fanatismo político y religioso ?
Por Oscar Hernando Avellaneda
Médico y profesor de Pediatra
Fuentes :
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